La exposición a este material puede provocar en el futuro enfermedades como cáncer de pulmón
En la Comunidad de Madrid todavía existen viviendas, centros educativos y numerosas instalaciones, como el Metro, con amianto. Se trata de un material utilizado antiguamente en las construcciones que puede provocar enfermedades respiratorias en el futuro, si se tiene una exposición prolongada a él.
Por ello, la región está eliminándolo progresivamente desde los diferentes espacios en los que aún continúa presente. Desde 2019, solo el Ayuntamiento de Madrid ha retirado este material de 4.000 viviendas. Ahora, además, se incluyen otros 575 inmuebles de 47 comunidades de vecinos, situados en el barrio de San Pascual (Ciudad Lineal).
Esta medida forma parte del Plan Transforma tu barrio 2022, destinado a mejorar las condiciones de algunos de los barrios más vulnerables de la capital. Entre las actuaciones, se encuentra la retirada del amianto. Además de San Pascual, también afecta a los barrios Poblado Dirigido y Meseta, de Orcasitas.
Las actuaciones se enmarcan, asimismo, en el Plan Rehabilita 2022, desarrollado para regenerar y renovar los barrios madrileños. Pone especial foco en la mejora de la salubridad con la eliminación del amianto, la reducción de la concentración de radón y la mejora de la calidad del aire interior.
Los centros educativos de Madrid ya no tendrán amianto en 2028
Por otra parte, la Comunidad de Madrid lanzó en verano un plan para eliminar el amianto en las decenas de centros educativos en los que aún se encuentra presente. De lo contrario, podría tener consecuencias de salud sobre sus alumnos, debido al número de horas que pasan en el interior de sus instalaciones (unas 40 horas semanales, diez meses al año).
En concreto, este plan incluye:
- Las cubiertas del CEIP Meseta de Orcasitas (Villaverde) y del CEIP Vicálvaro (Vicálvaro).
- Los techos de los gimnasios del colegio Doctor Tolosa Latour y del Carlos Sainz de los Terreros, ambos de Puente de Vallecas; y del Pinar del Rey (Hortaleza).
- El techado del comedor del Manuel Núñez Arenas (Puente de Vallecas).
- Algunos elementos del centro de Primaria Méjico y de Educación Especial Infanta Elena (Ciudad Lineal).
Además, para el año 2023, se están planificando actuaciones para la reconstrucción integral, incluyendo la retirada de la cubierta oculta de fibrocemento, del CEIP Ciudad de Jaén de Usera. Se podría proceder también a la reposición de la techumbre del Complejo Educativo Ciudad Escolar San Fernando de Fuencarral.
Por otra parte, se continúa eliminando este material y sustituyendo los componentes que lo contengan, cuando se realizan obras de rehabilitación de edificios dentro la actividad ordinaria de mejora en las infraestructuras de los centros.
Esta medida es algo que denuncian desde asociaciones de padres y madres, como la CEAPA y la FAPA, desde hace tiempo. «Solicitamos la erradicación completa del amianto en los centros escolares porque ahora podría ser algo totalmente revertible con la erradicación, pero sino, son ambientes tóxicos a los cuales están viniendo nuestros hijos que a lo largo del tiempo les puede pasar una factura física», nos explicaba el año pasado María del Carmen Morillas, portavoz de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA) y de la Federación Regional de Asociación de Padres y Madres del Alumnado (FAPA) Giner de los Ríos.
Al amianto dentro de las escuelas, se suma también el peligro que suponen los vertidos clandestinos de amianto en lugares cercanos a ellas, así como las instalaciones industriales con tejados de uralita deteriorados.
El amianto, un material cancerígeno, en los centros educativos
El amianto es un material que antiguamente se utilizaba para la construcción de determinados edificios, entre ellos, los escolares. Generalmente, se encuentra en los tejados de uralita, canalones, depósitos y tuberías de conducción de agua, entre otros.
El problema es que la exposición prolongada a este material puede provocar enfermedades como cáncer de pulmón, pleura, laringe y ovario, así como fibrosis pulmonar. Pueden aparecer hasta décadas después de las exposiciones. Por ello, se considera que los niños son más vulnerables, al tener más tiempo para desarrollar estas patologías.
La vida útil del amianto es muy determinante. Una vez finaliza, el material, que está en el fibrocemento, «empieza a liberarse del cemento y sus partículas pasan al aire», explica el neumólogo Josep Tarrés. Y es precisamente, la inhalación de esas partículas lo que, posteriormente, podría provocar enfermedades.
Por el momento, «los estudios estiman que más del 67% del amianto ha alcanzado el fin de su vida útil, y el 87% lo habrá hecho en 2030″, detalla Tarrés. Estos datos preocupan aún más a los padres de los alumnos de estos centros educativos afectados.
«Las fibras de amianto salen y nuestros hijos las respiran», recalca Morillas. Añade que, además, «un niño respira muchas más veces que un adulto, es decir, tiene más posibilidades de estar inhalando estas fibras de amianto«. A esto se suma la posibilidad de que el amianto esté roto. Por lo tanto, suelta también las fibras mencionadas que «llegan a una altura de un metro aproximadamente que lo que mide un niño», apunta.
Propuesta de Ley Integral del Amianto para retirarlo antes de 2028, con los centros educativos como prioritarios
El Grupo de la Ley Integral del Amianto lleva un tiempo pidiendo al gobierno central que se aborde una propuesta de Ley Integral del Amianto, que regule y ponga en marcha la erradicación del amianto, sobre todo en los lugares más sensibles como los centros sanitarios y los centros educativos. El objetivo es que España quede libre de amianto antes de 2028.
Como material sustitutorio del amianto proponen el uso de paneles solares, en el caso de los tejados de uralita. Esto haría que los edificios fuesen a su vez energéticamente autosostenibles. El Grupo de la Ley Integral del Amianto está formado por más de 40 organizaciones, representantes de la sociedad médica, civil y ecologista, así como por varios expertos.
Metro de Madrid, otro foco de amianto
Metro de Madrid es otra de las infraestructuras de la región que presenta amianto en sus instalaciones. Los sindicatos del suburbano luchan desde hace años por que se erradique. En 2018, se detectó que este material se encontraba en los circuitos de vía y las juntas inductivas. Por ello, se solicitó a los trabajadores que no tocaran esos elementos.
En 2021, volvió a detectarse este material. Entonces, fue en los sistemas de señales de depósitos de Ventas, Aluche, Canillejas, Fuencarral, Hortaleza, Saceral, Cuatro Vientos y Loranca. También se encontró en las líneas 7, 8, 9, 10 y 12.
Desde la Sección Sindical de Metro de Madrid de Solidaridad Obrera pidieron el desamiantado total de trenes e instalaciones. Además, solicitaron el registro de Metro como empresa RERA (registro de empresas en riesgo por amianto), y el Fondo de Compensación para los trabajadores afectados por el amianto en el desarrollo de sus labores.