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Voluntarios de Rivas cosen mascarillas y batas en casa

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Iniciativa solidaria de Rivas para fabricar mascarillas y otro equipamiento de protección en esta crisis del coronavirus

Las máquinas de coser echan humo en muchas casas de Rivas Vaciamadrid, desde primera hora de la mañana hasta el final del día. Son casi 200 las personas que se unieron en cuestión de horas a la iniciativa solidaria que Mayca Ezcurra, Sonia Barragán y otras vecinas de la localidad madrileña lanzaron hace algo más de un mes a través de las redes sociales. Querían formar un grupo de voluntarias y voluntarios para coser mascarillas y batas en las casas y después llevarlas a los sanitarios que las necesitaran.

La idea surgió en el momento más crítico de la crisis del coronavirus. «Veíamos en internet un montón de historias de enfermeros y auxiliares pidiendo material», cuenta Mayca. Decidió responder a esa demanda de ayuda, pero no fue la única. «Primero contestamos individualmente pero acabamos fusionándonos en un grupo organizado», explica la vecina de Rivas. Ella misma comenzó cosiendo, y ahora es, junto a Sonia Barragán, una de las encargadas de toda la organización.

200 voluntarios de Rivas para coser mascarillas y batas

En tan solo dos semanas crearon una red de casi 200 personas. Entre todos empezaron a elaborar ese material tan necesario y crearon la logística para que llegase a su destino. Desde el primer momento han querido estar al margen de cualquier organismo oficial.

«Este proyecto es independiente del Ayuntamiento de Rivas», matiza Mayca, «queremos hacer las cosas nosotros y saber que llegan a los sitios donde se necesitan».

Mayca Ezcurra

Desde el principio han querido funcionar con sus propias normas. Difundieron su mensaje creando grupos de WhatsApp y a través de las distintas redes sociales. «La respuesta fue inmediata e increíble«, continúa Mayca, «muchísimas personas de distintos lugares nos escribieron para ofrecerse». Unos tenían máquina de coser y sabían usarla, otros tenían furgonetas para poder llevar los materiales, otros ofrecían telas…

Elaboran mascarillas de tela, de empapador, de niño pequeño y de niño un poco más mayor, batas y viseras protectoras de plástico para la cara, con la ayuda de impresoras 3D que algunos particulares tienen en sus domicilios. Lo último que están cosiendo son gorros: «al parecer el virus se puede quedar también en el pelo y con estas prendas ayudamos a proteger las cabezas a quienes lo necesiten».

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Trabajan desde casa y reparten el material terminado

Aunque parece imposible, Mayca, Sonia y otras personas que ya no están en el proyecto, han conseguido formar una auténtica y cuidada organización entre todos esos voluntarios. «Tenemos una coordinación general y grupos de trabajo con un responsable, que organiza al grupo según el producto terminado. Cada uno trabaja en su casa».

Así, «Marga y Felipe se encargan de las redes sociales y el formulario donde se inscriben las donaciones, peticiones y voluntarios; Marian, de la costura de mascarillas de tela; Pilar, de las de empapador; Anna, Rafa y Gema, de las batas elaboradas con bolsas de plástico; Sonia, de las viseras 3D hechas con impresoras para ello; Paula y Antonio, de la logística, o sea el reparto y entrega en las casas de los voluntarios; y de las donaciones y peticiones, Sonia y yo».

Pero toda esta tarea no tendría sentido sin las máquinas de coser funcionando a mil revoluciones y sin un mínimo conocimiento de costura: «Tenemos patrones propios y vídeos caseros que han hecho las coordinadoras de cada producto. De tanto coser mascarillas de empapador, algunas máquinas se están ensuciando mucho, pero como tenemos algunas coordinadoras que son profesionales de la costura, ayudan a los demás (también hay hombres), a desmontar las máquinas, limpiar y engrasarlas».

Un engranaje perfecto en el que también son parte imprescindible tanto los voluntarios que hacen el reparto como los que donan material para poder coser esos productos.

Más de 3000 mascarillas hechas por los voluntarios de Rivas

En total, este grupo de voluntarios de Rivas Vaciamadrid ha elaborado hasta hoy 3200 mascarillas de tela para adultos, 500 de tela infantiles, 1100 de empapador y 250 de tela sin tejer (material que no deja pasar el agua, como el de las mascarillas quirúrgicas). Además, han hecho 3500 batas con bolsas de plástico, 1100 viseras 3D y 350 salvaorejas («las hicimos para las mascarillas cuando nos dijeron que las gomas les hacían heridas de llevarlas tantas horas puestas», matiza Mayca).

El reparto se realiza tres días a la semana: lunes, miércoles y viernes. «Se organiza la logística y las recogidas mediante un formulario», detalla la vecina, «se va a buscar el producto terminado a cada casa, el o la voluntaria entrega lo que ha hecho y recoge más material. Sábanas, gomas, trapillo, filamento para las impresoras, bolsas de basura…, según lo que necesiten para elaborar sus productos».

Mayca se encarga de recepcionar todo el material elaborado y terminado en su propia casa, que es como el centro de operaciones. «Se queda en mi jardín, en cajas; se desinfecta bolsa por bolsa y las mascarillas, todo con ozono«. De ahí, comienza el traslado a su destino: «hospitales, residencias de ancianos, centros de discapacitados, residencias de esclerosis, fundaciones, guardia civil, policía local y policía municipal de Madrid…; no elegimos los sitios, lo llevamos adónde nos lo piden».

Agradecimientos

En su página de Facebook son innumerables las muestras de agradecimiento del personal de residencias, centros como el de Esclerosis Múltiple Alicia Koplowitz en Valdebernardo u hospitales como el Gregorio Marañón. Con una imagen, donde lucen el material elaborado por estos voluntarios, les hacen saber lo útiles que están siendo. «Ahora estamos también mandando material al Comisionado de la Cañada Real», añade Mayca.

Contactos desde el extranjero

Cuenta también la ripense que «por un tema de logística, solo se reparte el material a casas en el pueblo, Rivas, aunque hay alguna persona de Arganda que colabora». Si está en sus manos y no complica mucho la entrega de material y la recogida de mascarillas y batas terminadas, les añaden al grupo. La intención es que «la iniciativa se expanda a otros municipios», algo que ya está sucediendo. «Han escrito incluso desde Sudamérica para que les ayudemos a implantar allí el proyecto», añade Mayca con orgullo.

«Al inicio», recuerda, «se puso en contacto una persona de Parla para colaborar cosiendo y, al decirle que solo podía ser de Rivas, se ofreció para dejarnos su máquina de coser». Son los pequeños detalles que conmueven a Mayca y a los demás impulsores: la respuesta de particulares y empresas. «En un grupo de Facebook de transporte del que soy miembro, lancé una petición para ayuda en el reparto, y en seguida me escribieron varias empresas de mensajería«, exclama.

Precauciones para evitar contagios por el coronavirus

Todos los voluntarios tienen claras las precauciones que deben tomar. «Las telas que nos donan, se llevan a los costureros voluntarios lavadas y planchadas«, explica. «Se manipula todo de la manera más pulcra posible, cosiendo con mascarillas y con guantes«.

La entrega la realizan cinco personas que «van también con esas protecciones además de visera 3D y desinfectante«. No suben a las casas; se deja todo en la calle para que el o la voluntaria lo recoja. «Llamamos antes para no tener que tocar el timbre; la persona baja al portal y siempre está a distancia del que recoge su material y le entrega las telas».

Perfil de los voluntarios

Y, ¿qué tipo de personas se han unido a esta causa? «Gente de todas las edades, muchos sin trabajo, otros, con teletrabajo, algunos parados o en ERTE; personas mayores, padres y madres con niños… todos colaboran, desde cortando bolsas, trapillo o haciendo dibujos». En el caso particular de Mayca, no trabaja y tiene una hija mayor: «tanto ella como mis padres están en sus casas y no los puedo ver estos días».

Lo más difícil en este proceso han sido «las bajas por duelo«. La organización de toda la actividad «ha sido a contrarreloj», pero han conseguido trabajar al 100% por esta buena causa.

Lo que preocupa ahora a Mayca es «que cuando todo termine se haga borrón y cuenta nueva y se vaya a comprar al ‘chino’ pudiendo hacerlo en la tienda que ha tenido que cerrar y que está siendo solidaria«. Asegura que «todos merecen mención especial, tanto las empresas que han colaborado con donaciones, como los voluntarios que están a destajo haciendo batas y mascarillas». Una muestra más de solidaridad en estos momentos de cambio provocados por el coronavirus.

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