También se ha inaugurado un nuevo busto en El Retiro, en homenaje al escritor Inca Garcilaso de la Vega
La reconocida artista italiana Raffaella Carrá tendrá una plaza con su nombre en el centro de Madrid. Estará concretamente en el espacio situado frente a los números 43 y 45 de la calle de Fuencarral, a la altura del cruce con Augusto Figueroa.
Esta idea surgió como propuesta el pasado mes de julio y se aprobó en el pleno del distrito Centro. Hoy, 28 de octubre la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha aceptado asignar el nombre de la artista a ese espacio.
El objetivo es visibilizar y poner en valor la memoria de esta cantante, compositora, presentadora, bailarina y coreógrafa que tantos años pasó en nuestro país.
El reciente fallecimiento de Raffaella Carrá dio lugar a este homenaje destacando también la gran trayectoria profesional de Carrá en España. Concretamente en Madrid fue muy querida y admirada.
Además de la plaza de Raffaella Carrá, se ha instalado un nuevo busto en El Retiro en homenaje a Inca Garcilaso de la Vega
Por otra parte, el Ayuntamiento ha anunciado también hoy la instalación de un busto en El Retiro en homenaje al escritor e historiador Inca Garcilaso de la Vega. La escultura se donó con motivo del bicentenario de la independencia de Perú, que se celebra este año.
El Inca Garcilaso es el escritor e historiador peruano símbolo del mestizaje. Fue hijo de una princesa inca, sobrina del último gran emperador de este imperio y del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega, descendiente de una familia de ilustres literatos. Nacido en Cuzco en 1539 y muerto en Córdoba en 1616, representa el mestizaje y la hermandad de dos culturas tras la llegada de Francisco Pizarro a América.
Se lo reconoció como el primer escritor clásico americano y padre de las letras americanas. Su obra cumbre, Comentarios reales de los incas, es un texto clave de la historia de la civilización inca. Comparte con otros ilustres nombres de la literatura y coetáneos como Miguel de Cervantes y William Shakespeare, el día de su muerte, en torno al 23 de abril de 1616. Esa fecha simbólica se declaró Día del Libro por la Unesco.
Precisamente por su vinculación con el libro y la lectura, se ha escogido un lugar próximo a la Biblioteca Eugenio Trías para instalar el busto de este sobresaliente escritor e intelectual.