Se detectó que una mujer podría llevar un objeto sospechoso en la maleta, pero era una hebilla
En la mañana de hoy, 7 de noviembre, el caos se ha apoderado de la estación de Renfe de Atocha, recordando aquellos fatídicos momentos del 11-M. Un aviso de bomba ha hecho abandonar la estación a todos los pasajeros, mientras las Fuerzas de Seguridad del Estado realizaban todas las comprobaciones pertinentes en andenes y trenes.A las 9:50 de la mañana, la Policía Nacional ha desalojado a todos los viajeros y detenido los trenes que llegaban procedentes de Barcelona, donde se había detectado la amenaza. La alarma se ha dado al saber que una mujer había tomado un tren en la estación de Sants portando un objeto sospechoso en su maleta, que hizo pensar en un explosivo de tipo granada.
Nerviosismo y retrasos
Ante la situación la Policía Nacional ha cerrado por precaución una parte de la estación de Atocha para establecer una zona de seguridad donde poder supervisar el AVE en el que viajaba la mujer y que tenía previsto llegar a la capital a las 10.30 horas.
Los pasajeros han salido de la estación a la carrera y han esperado con gran nerviosismo durante más de media hora a las puertas de la estación a recibir alguna información.
Los agentes han detenido el tren al llegar a Madrid y, al supervisar el contenido de la maleta, se han dado cuenta de que lo que parecía un objeto sospechoso era una simple hebilla con forma de granada.
Investigación por «negligencias»
Al poco rato, la normalidad ha regresado a la estación de Atocha, sin embargo, el nerviosismo ha continuado y el malentendido ha provocado que cientos de viajeros perdieran sus trenes en hora punta y que se acumularan retrasos en todos los viajes.
Ahora, se investiga qué ha podido suceder para que un equipaje con un objeto sospechoso que se había detectado en la seguridad de los accesos del AVE haya podido acceder al tren. El jefe de la Comisaría de Movilidad de los Mossos d’Esquadra, Joan Carles Molinero, ha anunciado que van a investigar si ha habido alguna irregularidad o «negligencia» en la aplicación del protocolo de seguridad.
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