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Las bandas latinas en Madrid aumentan ante el temor de los vecinos

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bandas latinas madrid
Las bandas latinas en Madrid aumentan ante el temor de los vecinos, noticias el MIrador de Madrid

Cada vez más jóvenes se unen a las bandas latinas en Madrid

Aunque durante un tiempo se las dio por erradicadas, recientemente las bandas latinas en Madrid han resurgido. Sus métodos de captación de miembros quizá haya cambiado, pero su uso de la violencia sigue siendo el mismo. En su objetivo de controlar plazas, calles y barrios, las bandas tienen a los vecinos aterrados, quienes han encontrado en las manifestaciones su único consuelo, su única vía para pedir auxilio ante el aumento vertiginoso de la actividad delictiva.

De las asociaciones que más presión ha ejercido para que las autoridades tomen cartas en el asunto está la asociación Mi Barrio Seguro. Según su presidente, Andrés López, el resurgimiento de las bandas latinas está produciendo una «creciente inseguridad en los barrios». Los vecinos se encuentran atrapados en medio de la cruenta disputa por la hegemonía territorial.

Andrés López Mi barrio seguro

Las bandas resurgieron tras casi desaparecer antes de la pandemia

Los enfrentamientos, las reyertas y las agresiones se han convertido en pan de cada día. Los perpetradores pertenecen a una de las siete grandes bandas que actualmente coexisten en la Comunidad de Madrid, según el II Observatorio de Bandas Latinas, elaborado por el Centro de Ayuda Cristiano. Las más importantes son Dominican Don’t Play, Latin Kings, Ñetas y Trinitarios.

Estas bandas llevan instaladas en España varios años. Sin embargo, Andrés explica que la acción policial «casi» había acabado con ellas antes del estallido de la pandemia. El confinamiento general, por lo visto, les sirvió para reorganizarse, sopesar nuevas formas de captar adeptos y evadir el control policial para así volver con la fuerza que ahora exhiben.

metro Tetuán

Tan solo en el barrio de Tetuán, el informe del Centro de Ayuda Cristiano indica que hay 800 miembros de bandas. Los siguientes grandes núcleos estarían en Usera, Villaverde, Vallecas, Ciudad Lineal, Atocha y Fuencarral. López señala que lo que tienen en común estos barrios es que son «zonas humildes de una mayor población inmigrante». La vida allí se desarrolla sobre todo en calles y parques, por lo que es más fácil mezclarse con las bandas.

Las bandas latinas en Madrid contactan a los menores por las redes sociales

Desde siempre, los nuevos miembros que ingresan en las bandas son principalmente la población más joven. El II Observatorio calcula que hay 2.500 menores de 18 años en ellas. Ahora bien, tanto el informe como el presidente de Mi Barrio Seguro manifiestan su preocupación, porque la edad de afiliación está cayendo. «Ya no estamos hablando de adolescentes», explica, sino de «niños de entre 11 y 12 años de edad».

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El aumento de los menores en las bandas no es un dato meramente anecdótico. Por el contrario, es un punto esencial en la manera cómo estas organizaciones operan. Se aprovechan de que legislación española considera sujetos sin responsabilidad legal a los menores de 14 años. Así pues, las bandas los utilizan para cometer todo tipo de delitos —«especialmente en los enfrentamientos», afirma Andrés— ya que no hay consecuencia legal alguna.

operación policial

El éxito que están teniendo en el reclutamiento de nuevos miembros se debe especialmente a un cambio concreto. Antes, la captación se solía hacer en zonas deportivas, de ocio, parques y a la salida de colegios e institutos. Sin embargo, ahora las bandas explotan también los nuevos medios y contactan a los menores a través de las redes sociales. Los captadores se disfrazan de influencers y artistas de trap y presumen de una vida rodeada de lujos y mujeres, seduciendo a los más jóvenes.

Las bandas son organizaciones jerarquizadas que responden a un líder

Los menores, muchos de ellos migrantes, toman la decisión de unirse a las bandas por la «necesidad de pertenencia«, algo común en todas las personas. Andrés López explica que a su llegada a España experimentan un «choque cultural» que, en un momento determinado, hace que se sientan «excluidos». Además, es habitual que provengan de familias desestructuradas, con el padre ausente y la madre trabajadora que regresa a casa a última hora de la tarde.

Los chavales, entonces, se ven privados del cuidado afectivo que necesitan. Se sienten solos, descuidan sus estudios y se vuelven problemáticos. Es en este momento cuando aparecen las bandas, que les ofrecen un tren de vida y lujos que no podrían pagarse y, más importante aún, una «familia« a la que recurrir.

Bandas latinas en madrid

Tras el rito de iniciación, que puede ser desde aguantar palizas hasta aportar un dinero a la organización, a los menores los mantienen enganchados en un espiral de fiestas, donde no falta «el alcohol y las drogas» y, en algunos casos, donde se practica «sexo sin control».

Los recién llegados deben sumisión, obediencia y protección a los miembros más veteranos. Las bandas son organizaciones jerarquizadas, en las que el líder establece un conjunto de reglas y leyes propias con las que dirige al grupo que ciegamente cumple órdenes. Se les puede pedir, por ejemplo, cometer robos, para lo cual suelen reunirse de 3 a 5 miembros; mientras que a las peleas acuden más de 10 personas.

Es difícil sacar a los menores del círculo delictivo en que se encuentran

Las bandas se financian principalmente a través de cuotas que pagan sus integrantes y que puede oscilar entre los 5 a los 15 € semanales. Los menores no están excluidos del pago. Y puesto que no poseen una fuente de ingresos estable, se decantan por la delincuencia, atracando a los vecinos de la zona o bien con la venta de estupefacientes.

policía bandas latinas madrid

Para proteger a los menores de las bandas, nuestro interlocutor dice que se están llevando a cabo «políticas públicas» encaminadas a «prevenir su ingreso en ellas». La Policía maneja un departamento especializado en vigilarlos a su salida de institutos y colegios. Además, han redoblado esfuerzos para el rastreo y la localización de los captadores, tanto en las calles como en las redes sociales.

Por experiencia se sabe que es muy difícil lograr que los menores salgan de forma airosa de las bandas cuando no hay ninguna colaboración por su parte. Llegados a ese punto resulta «bastante complejo» sacarlos del «círculo delictivo» en que se encuentran, puesto que durante años han sido formados por delincuentes para convertirse en delincuentes.

Se puede salir de las bandas con el pago de una cuota o el amparo de una iglesia

En cambio, si el menor colabora en su salida, se abren algunas alternativas. La mayoría de bandas, para dejar salir a uno de sus miembros, exige el pago de una cuota que suele ascender a miles de euros. De lo contrario, la integridad física de los desertores se pone en peligro.

Otra salida que históricamente ha funcionado ha sido valerse del amparo de una iglesia. Al ser la religión una parte importante de su identidad, «es de las pocas cosas que las bandas sí respetan», afirma Andrés.

Finalmente, si bien el rótulo ‘bandas latinas’ persiste hasta la fecha, la realidad muestra que también están integradas por personas de otros países. Se han identificado miembros rumanos, magrebíes y españoles autóctonos. Y es que la sensación de no pertenecer a nada escapa de orígenes y nacionalidades. Mas bien es el síntoma de una sociedad abocada a aumentar en su desigualdad.

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