Ubicado en la calle Duque de Alba, junto a El Rastro, este espacio era la sede de la antigua sala X Cine Alba, y hoy inunda de arte moderno el barrio de La Latina
En pleno corazón de La Latina y a las puertas de El Rastro emerge un lugar que en los últimos años ha aportado su grano de arena al movimiento cultural tanto del barrio como de la capital: la Sala Equis. Se trata de un espacio de encuentro, donde se mezcla el cine clásico con la visión más contemporánea del ámbito cinematográfico y cultural, y donde se puede ir a tomar y picar algo en compañía de música, proyecciones y otras muestras de arte.
Se ubica en el edifcio del antiguo Cine Alba, en la calle Duque de Alba, y dispone de pantallas en las que se proyectan películas pero, además, acoge numerosas exposiciones y conciertos. Además, es un lugar que busca ser punto de encuentro para los vecinos del barrio, con un espacio para comer o tomar algo abierto a partir de las 12 horas. «Es un cine en el que se fusionan muchas artes», es la definición del lugar que hace uno de sus fundadores, Manuel Ignacio Rodríguez.
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Historia de la Sala Equis, en La Latina
La Sala Equis albergó entre los años 1913 y 1933 la redacción del diario ‘El Imparcial’, que en ese último año cerró a causa de la frágil situación que atravesaba España en el primer tercio del siglo XX.
Tras su clausura se convirtió en uno de los cines clásicos más importantes, de los años 40 hasta los 80, para transformarse después en cine X. Fue el último de carácter pornográfico que tuvo la capital antes de cerrar en el año 2017.
En ese año, cinco empresarios vinculados con el mundo de la restauración decidieron alquilar una parte del edificio y convertirlo en un innovador restaurante, El Imparcial. La idea de Laura Suárez, Nacho Rodríguez, Cristina Rodríguez, Daniel Fernández Cañadas y Marie Jennings era hacerse también con el edificio contiguo, el de la Sala X, pero por entonces todavía funcionaba como sala de cine porno. Cuando cerró definitivamente en noviembre de 2017, nació el proyecto de la nueva Sala Equis.
Las salas
El emblemático lugar cuenta con diferentes espacios. La Sala Plaza es la principal y está decorada «inspirándose en el cine de verano de un pueblo», como explica Manuel, con tumbonas de aspecto estival. Ahí se celebran «cosas menos convencionales en términos cinematográficos», como festivales de videoarte o cortometrajes. Era el antiguo patio de butacas y la pantalla cuelga del mismo muro que antaño.
«Ofrece la oportunidad de disfrutar del cine de una forma más distendida», detalla el fundador, siendo un espacio donde poder también comer o tomar algo mientras la pantalla proyecta imágenes que acompañan al visitante en su momento de descanso.
Por otro lado, en lo que sería el antiguo gallinero, es decir, el primer piso de butacas, se encuentra el Cinecito. Ahí se emiten películas de manera más estricta, en silencio y con imagen y sonido de calidad, como en el cine, y suelen adecuarse a ciclos determinados. Los asientos se complementan con mesas para tomar copas mientras se disfruta de la película.
Encuentros y actividades además de proyecciones
Manuel Ignacio nos cuenta que en la Sala Equis, de La Latina, también ocurren otras cosas, como el llamado Prostíbulo poético, proyecto dedicado a hacer llegar la poesía a todo el mundo de la mano de un equipo de mujeres poetas; o variados ciclos de arte en La Plaza.
Aunque pueda parecer que la idea de crear este lugar estaba dirigida a un público joven o adulto, lo cierto es que cuentan con todo tipo de audiencia y sesiones, «desde cine para niños hasta un tipo de cine más canalla en la sesión golfa». También se organizan encuentros con el público del elenco de las películas. «El objetivo es acercar el equipo a los asistentes para que puedan consultar con el autor las inquietudes que les surgen acerca de sus obras», nos cuenta Rodríguez.
Estrecha relación con El Imparcial
Es inevitable pensar en el riesgo que supone la creación de un espacio tan innovador y original como este, más aún sabiendo que su ubicación se encuentra en un edificio histórico como el antiguo Cine Alba. Este lugar fue elegido por sus creadores, como nos confiesa Manuel Ignacio, por ser un «espacio maravilloso que se encuentra en un lugar con gran peso cultural».
El edificio está ahora anexo al restaurante El Imparcial, también recientemente creado y cuyos fundadores son los mismos de la Sala Equis. Colindante con la sala, es un «lugar de encuentro entre el arte y la gastronomía». Se trata de un restaurante, pero, también dispone de una tienda donde se pueden encontrar todo tipo de libros y además acoge variadas exposiciones de fotografía.
El germen cultural que otorga al barrio este restaurante ha sido un punto importante en la creación de la Sala Equis: «Queríamos que ese germen cultural creciese hacia el cine». Sus fundadores observan con cautela cómo va creciendo y triunfando el proyecto en el barrio y en Madrid, pero siguen atentos para ver «cómo respira para ir adaptándonos». Y se muestran abiertos a propuestas «sobre todo las de gente joven que tiene ganas de hacer cosas».
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