Los ‘riders’ de las empresas de reparto, la opción más utilizada por los traficantes de drogas durante el estado de alarma
Las grandes ciudades están inundadas de bicicletas y motos con una gran mochila en su parte trasera. El delivery o envío a domicilio ha alcanzado su apogeo en los últimos años y cada vez son más las empresas que no solo reparten comida de restaurantes y negocios gastronómicos, sino que abren el abanico y posibilitan que uno pueda comprar lo que le apetezca por cualquiera de estas aplicaciones. De esta manera los riders -así se conocen a estos transportistas modernos-, hace las veces de recadero y se encarga de ir a la tienda que desee para adquirir el producto previamente solicitado.
Dice el refranero popular que ‘Hecha la ley, hecha la trampa’; unas palabras que se ajustan a la perfección a una situación como la siguiente. Y es que en estos últimos meses, fruto de la obligación de confinamiento y la implantación del estado de alarma, se ha detectado que distintas personas han utilizado estas plataformas de reparto para el tráfico de drogas.
Un emisor desea hacer llegar cualquier sustancia a un receptor y, como no puede concretar una cita en persona con él, decide enmascarar el envío mediante una aplicación como Glovo para tratar de pasar desapercibidos y eludir cualquier represalia.
Evidentemente este objetivo no siempre se cumple y por ende es importante conocer qué consecuencias puede acarrear esta actividad para todos los participantes del proceso, repartidor incluido, en el caso de ser pillados in fraganti.
Delito de tráfico de drogas
Arturo González de Dexia Abogados está especializado en derecho penal y explica de la siguiente manera cómo funciona el delito de tráfico de drogas. «Este tipo penal no depende tanto de si hay una cierta asiduidad a la hora de hacer los envíos o encargos, que también, sino de las consecuencias que pueda tener la droga con la que estás traficando en sí», expone inicialmente.
De tal manera que «si cogen a una persona enviando un gramo de cocaína 100% pura es mucho más grave que si cogen a una que envíe 10 gramos de hachís cortado con otras sustancias». ¿Esto por qué es así? «Porque el bien jurídico que quiere proteger el delito de tráfico de drogas no es tanto el hecho de cuántas veces trafiques, sino del daño que puedas causar», responde.
Una vez explicada la referencia que hace la ley sobre este delito, cabe aclarar qué debería suceder para que una actividad sea considerada como tráfico de drogas. Arturo González reconoce que «con el simple hecho de que te cojan una vez enviando (o intercambiando en la calle) ya se puede llegar a considerar tráfico, porque pasa de una persona a otra». No obstante luego entraría en debate el tema de la cantidad, la pureza de la droga, etc., aunque por lo pronto «sí encajaría con el tipo penal».
¿Son los riders cómplices del delito de tráfico de drogas?
Otra de las dudas que surge es el grado de culpabilidad que tendrían los riders en este proceso y si se les podría imputar algún delito. Sobre esta cuestión, el penalista reconoce que «habría que probar que ellos sabían que transportaban droga de un punto A a un punto B», con lo que habría que entrar en una investigación para llegar a una conclusión.
Ahora bien, continúa, «si se demuestra que sí lo sabían y no denuncian, podríamos hablar de un delito de tráfico de drogas en el formato de comisión por omisión, es decir, que no han hecho nada por evitar el delito». En cualquier caso ellos aparecerían como «cooperadores necesarios, no como autores». Aún así reconoce que «estaría bastante cogido con pinzas el hecho de que les imputaran algún delito a los ‘riders’ si no se da alguna de las circunstancias anteriores».
Glovo toma medidas con los ‘riders’ para evitar el tráfico de drogas
Glovo es la empresa más potente en este sector en el panorama nacional y la única que cuenta con un servicio exclusivo de recogida y entrega de un domicilio a otro. Sus directores están al tanto de esta práctica y recalcan la importancia que tienen los repartidores en la empresa. Con el fin de protegerlos anticipando las situaciones en las que se puedan ver inmersos, la compañía ha trazado un protocolo de actuación coordinado con las autoridades.
Sin embargo la compañía recuerda que los riders no pueden aportar tan fácilmente los datos de los usuarios que han realizado la solicitud en la aplicación. De realizarlo se correría el riesgo de vulnerar la ley de protección de datos, por lo que desde la Policía se debe solicitar a la propia empresa los datos del dueño del paquete. En ningún caso al rider.
Un portavoz de la Policía Municipal de Madrid reconocía que esta «no es la única forma de seguir comprando droga en tiempos de confinamiento, pero sí la más utilizada». Por eso y con el fin de garantizar la seguridad de sus repartidores, la empresa Glovo reconoció a la Asociación Española de Riders Mensajeros (Asoriders) estar trabajando en la creación de un botón dentro de la aplicación para que el rider pueda notificar sus sospechas a la compañía en caso de tener dudas sobre un pedido. Esta opción, llamada ‘botón del pánico’, originaría un parte que sería sometido al análisis de la Policía y del propio Glovo.
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