Nuevo episodio en la sección de relatos ‘Sexo en Madrid’
Las reflexiones de la reportera Carla Gómez llenan las páginas de su sección de relatos ‘Sexo en Madrid’ en la revista ‘Corazón Rosa’. Todos los lunes, te presentamos un nuevo capítulo de estos relatos. Hoy, el 20. ¡Esperamos que te guste!
¿Qué ha pasado hasta ahora en ‘Sexo en Madrid’?
Lince arrojó una cerveza contra el ordenador portátil y lo puso perdido. Carla vio a su novio, Lince, que se había ido a vivir con ella, borracho perdido; y el portátil destrozado. Cogió mohína el portátil y fue a buscar un informático. Cuando volvió a la pensión, hasta del horroroso día, Lince estaba más borracho aún. Había tirado la televisión al patio interior. Carla lo sacó por la ventana, detrás de la tele.
Las tentaciones del sexo están por todas partes, cualquiera siente que el sexo está presente en su vida cualquier día sin que se lo proponga demasiado. Y no solo para los tíos, también para las chicas. Y luego están las tentaciones que vienen de las amigas. Esas son las peores. Me refiero a cuando una compañera de trabajo empieza a hablarte de sexo, como quien no quiere la cosa, y cuando acuerdas te estás comiendo el coco por esa tentación.
Puedes leer aquí los capítulos anteriores:
–3: ‘Las chicas de la Gran Vía’
-7: ‘Esta noche cenamos juntos’
-10: ‘Lito desaparece en Madrid‘
Capítulo 20 de los relatos ‘Sexo en Madrid’
‘Lista y feminista’
Creedme si os digo que algunas ya estamos de verdad hartas de este mundo machista y hasta racista. Nos dicen que hemos avanzado, pero yo creo que no hemos avanzado tanto como nos dicen. Sigue habiendo tics racistas en el mundo. Y de igual manera, sigue habiendo tics machistas en nuestros países en teoría tan avanzados.
A veces no son simples tics, sino crímenes abominables. En Estados Unidos, la propia policía, todavía masacra a más de un detenido por ser de color. Estados Unidos, ese gran país al que intentamos imitar. Y ahora, en pleno siglo XXI.
Y en España sigue el goteo de crímenes tremendos de violencia de sexo. Dentro del seno familiar casi siempre, del propio marido a la mujer. Y con hijos de por medio la mayoría de las veces. Es una lacra que no sabemos cómo zanjar.
Incluso tienes que aguantar algún tío en la oficina que te dice: «¿Cómo es posible que un día un hombre se levante de repente y masacre a su mujer, así como así? Las cosas tienen una trayectoria, esas cosas vienen de lejos. Hay un origen y un porqué. Yo no lo justifico en absoluto, solo digo que habría que investigar por qué se ha llegado a esa situación».
«¿Por qué?», la pregunta maldita. Ese tío dice que no lo justifica, pero en el fondo lo justifica en parte. Quiere repartir las culpas en porcentajes. Supone que la mujer, la víctima, también ha cometido su parte de faltas, y por eso el pobre marido llega un día en que ya no puede más y estalla de una manera terrible, que no puede controlar, el pobre.
Me dan asco todas esas justificaciones. Y ante eso, ¿qué podemos hacer cada una de nosotras? ¿Qué puede hacer una simple periodista como yo?
Cada vez lo tengo más claro. No solo acudir a las manifestaciones y apoyar las proclamas feministas, por supuesto; también hacerme cargo yo misma, empoderarme en mi vida. Tomar conciencia de que soy lista… y feminista.
Eso me conecta con la mayoría de las chicas feministas de la oficina de ‘Corazón Rosa’, y la mayoría de las mujeres que conozco en Madrid. Y también con los tíos que conozco que tienen dos dedos de frente. Los demás, los garrulos retrógrados, que defienden sus supuestas esencias, pero en el fondo son unos dañinos… que les den.
Porque sí, solo soy una reportera. Pero resulta que soy una chica lista y feminista. Eso no me lo quita nadie. Sé que en pleno siglo XXI, en este mundo tan ‘desarrollado’, las cosas no están tan avanzadas como nos dicen. Sé que queda mucho camino por recorrer y por consolidar, en esta época cada vez más oscura.
Para eso estamos nosotras. ¿Quién va a hacerlo si no? Cada chica lista y feminista somos una lucecita encendida, una vacuna contra la oscuridad.
Porque, amigas listas y feministas: Esto no ha acabado, no ha hecho más que empezar. El peligro de involución está ahí. Está aquí mismo y ahora mismo. Todo lo que no sea dar pasos hacia adelante, será desandar pasos hacia atrás.
Este siglo XXI, en nuestros países tan ‘desarrollados’, está lleno de ejemplos de oscura involución en las altas esferas. Son tan evidentes, que no hace falta nombrarlos. Y nos recuerdan a la Europa más negra de hace un siglo. A la Hispania oscura de siglos pasados. Por eso es un deber mantener encendida nuestra llamita de chicas listas y feministas.
Próximo capítulo el lunes que viene…
Manuel del Pino
El autor de ‘Sexo en Madrid’, Manuel del Pino, es licenciado en Filosofía y Letras (Univ. de Granada, 1994). Publicó artículos, ensayos (XIV Premio de Ensayo Becerro de Bengoa con “La sonrisa de la esfinge”, Dip. de Álava, 2002) y varios libros sobre el personaje Carla: “Olivas negras”, novela policíaca (Ed. Cuadernos del Laberinto, Madrid, 2012); “Las aventuras de Víctor Lince”, en Literaturame.net, Zaragoza, 2013; “La conspiración de La Rosa Negra”, en Amazon, 2015; “Carla Mortal”, relatos contra la corrupción, en El Pulso, Madrid, 2014-16; y “La perla de Carla” (2017-20), apareció en varios periódicos y revistas digitales.
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