La infraestructura antiaérea construida en plena contienda civil e intacta bajo el Retiro desde 1938, podría incorporarse al patrimonio accesible de la ciudad
Bajo tierra, a ocho metros de profundidad y concretamente bajo el parque de El Retiro, un refugio de la Guerra civil construido en 1938 se perfila como próximo espacio visitable en Madrid. La posibilidad de su apertura al público brinda la oportunidad de redescubrir uno de los rincones más desconocidos y mejor conservados del subsuelo madrileño.
Casi imperceptible a simple vista, entre la calle Menéndez Pelayo y el paseo de Panamá, permanece oculto un entramado de galerías excavadas en el parque de El Retiro. Aunque miles de personas transitan cada día sobre su superficie, pocos sospechan que justo ahí abajo se extiende un refugio de cinco galerías abovedadas que podría convertirse pronto en nuevo espacio patrimonial accesible.

El refugio de la Guerra Civil bajo El Retiro está intacto y con opciones de convertirse en atractivo turístico
El interés por este enclave aumenta tras una reciente visita del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, acompañado por el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, y la concejala de Retiro, Andrea Levy. En ella, se han confirmado las buenas condiciones de conservación del recinto de 135 metros de longitud y diseñado para acoger a 275 personas. De este modo, se considera que el sistema de ventilación, las salas de aseo y una enfermería situada en el acceso principal están intactas dentro de la compleja estructura.
El diseño del refugio de la Guerra Civil rompe con la linealidad para evitar la propagación de ondas explosivas, y su interior de ladrillo y cemento conserva huellas funcionales de su propósito original, como los huecos donde se asentaban los bancos de madera. Cuenta con tres accesos -uno en la calle y dos en el parque- junto a respiraderos que permiten imaginar la logística de una evacuación inmediata.

Durante décadas, el lugar ha permanecido cerrado. Aunque tuvo usos secundarios como almacén o espacio para el cultivo de champiñones, la idea de reabrirlo ha cobrado fuerza y despierta expectativas. Se estudia ahora la adecuación del refugio a normas de accesibilidad y se pretende la musealización de su espacio, al estilo del popular búnker de El Capricho o los búnkers del Parque del Oeste.
La ciudadanía podría así explorar un capítulo enterrado de la ciudad que se mantiene al margen de grandes reformas o reconstrucciones. De abrirse, el refugio del Retiro se sumaría al escaso, pero valioso, conjunto de infraestructuras subterráneas conservadas en la capital.