Concentraciones de los usuarios de los centros de mayores de Carabanchel, Usera y Villaverde para su reapertura
El estado de alarma supuso el cierre de todos los centros de mayores de Madrid, al ser sus usuarios personas de riesgo. Tras el descenso de los contagios, la campaña de vacunación y el regreso gradual a la normalidad, estos lugares continúan cerrados. Y muchos de sus usuarios sufren una profunda soledad sin poder socializar ni recuperar su ritmo de vida habitual.
Así lo cuenta Marisa Maroto, pionera de la Asociación vecinal de Carabanchel Alto desde el año 75, y una de las usuarias que ha impulsado unas concentraciones en forma de sentada para la reapertura de los centros de mayores, que tuvieron lugar hace unos días. Estas sentadas se dieron cita en los distritos madrileños de Carabanchel, Usera y Villaverde.
Un problema de soledad
«Todos los usuarios estamos vacunados, incluso con la segunda dosis«, afirma Marisa. «Si todo está volviendo a la normalidad, ¿por qué no reabren los centros? La tercera edad es la que más ha sufrido de muertes y soledad… Mucha gente mayor vive sola. En el centro hay actividades para una vida en sociedad, ahí hacen amistades. Sin estos centros, ellos están totalmente solos«, añade.
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— 🌳Mesa del Arbol de Carabanchel (@ArbolMesa) May 25, 2021
La resolución del BOE que se emitió el 6 de marzo de 2020, concretaba que: «Existen razones objetivas para la suspensión de la actividad de los citados centros como medida preventiva y de contención de la transmisión del COVID-19, debido a que la actividad de los centros de mayores en la situación de alerta sanitaria actual supone un grave riesgo de carácter inminente para la salud pública«.
Sin embargo, la campaña de vacunación supera en estos momentos el 95% en los mayores de 60 años. Por eso, los afectados no comprenden que las autoridades autonómicas no hayan acelerado la reapertura de los centros de mayores.
La concentración más numerosa organizada en las últimas semanas contra la no reapertura de los centros de mayores en Madrid fue la de Francisco de Goya, con más de 100 asistentes. En ese mismo centro es donde surgió la idea de las sentadas. Nació de algunas usuarias del lugar y contó con el apoyo de la Asociación de vecinos de Carabanchel Alto. Posteriormente, se unió todo el distrito madrileño.
Anteriormente habían presentado una queja sobre la situación de los centros de mayores ante los plenos de las juntas municipales de Carabanchel, en las comisiones de trabajos y otros organismos, así como en Ayuntamiento. Pero no obtuvieron respuesta y, por eso, decidieron concentrarse para protestar.
De nuevo, lo que han recibido es «la callada por respuesta«, como cuentan desde la asociación. «No sabemos qué ocurrirá de ahora en adelante, pedimos que se abran, con las pertinentes medidas de seguridad«, concreta Marisa.
Ahora, continúa, van a «escribir una carta al Alcalde de Madrid con copia al concejal del distrito diciéndole que los mayores han respondido muy bien a la sentada y que hay un gran problema de soledad, y pediremos de nuevo que se reabran los centros«. En el caso de que siga sin haber respuesta, convocarán otra concentración a finales de julio. Pero esta vez intentarán extenderla a todo Madrid.
Sin alternativas tras el cierre de los centros para mayores
Los centros de mayores ofrecen infinidad de actividades para que las personas de la tercera edad puedan llevar una vida social. Son, además, muy beneficiosos para ellos, pues mantienen activo su cuerpo y su mente, y fomentan su independencia. Tras el cierre, algunos usuarios han sido incapaces de recuperar su vida normal, y se sienten discriminados respecto al resto de población.
«La gente mayor está paralizada, quieren volver a su vida normal lo antes posible, porque si no van a arrastrar unas secuelas muy graves, ya que muchos de ellos sienten una gran soledad… Algunos tienen mujeres o maridos, pero la mayoría están solos, no tienen absolutamente a nadie«, lamenta Marisa.
Entre las actividades y talleres que ofrecen los centros de mayores a las personas de la tercera edad, destaca el yoga, las clases para mejorar la memoria, talleres de castañuelas, sevillanas, bailes de salón, e incluso informática.
Las autoridades «no han ofrecido ninguna alternativa», se queja la vecina perteneciente a la Asociación vecinal de Carabanchel Alto, «la gente está en su casas o, ahora que se puede, paseando por los parques, jugando a las cartas en los bares donde lo permiten… pero esa es una minoría. Muchos otros están muy solos».
Según la ‘Revista para el Estudio y Reflexión Ética de los Ciudadanos‘, la soledad y el aislamiento son uno de los principales condicionantes de la salud entre los mayores de 65 años. La ausencia de vida social eleva la mortalidad en un 26%, y el aislamiento en un 32%. En España, las personas mayores que viven solas ascienden a un 36,8% y son, sobre todo, mujeres.
