Con motivo de la celebración de Mado 2023 Día del Orgullo, hablamos con una de las personas ‘trans’ de Madrid, que está realizando su cambio de hombre a mujer en la actualidad
Cada día son más las personas ‘trans’ en Madrid y, con motivo de la celebración del Día del Orgullo, Mado 2023, hemos querido acercarnos a una de ellas. Hasta hace pocos meses, Javi era un hombre de 51 años, nacido en Madrid y trabajador en la compañía Iberia desde hacía 24 años. Ahora, prácticamente todo su entorno, la conoce como Caterina, después de haber decidido dar el paso para convertirse en lo que soñaba desde la infancia, una mujer.
Los acontecimientos más importantes de su vida se han desarrollado a lo largo de este año. Tras unirse a otras personas como ella, que estaban viviendo un proceso parecido, Caterina se animó a desvelar su condición en el trabajo. Esa fue la decisión más importante y difícil para ella. «Desde el principio me apoyaron mucho en Recursos Humanos, incluso me nombraron embajadora LGTBI de la empresa el pasado marzo», cuenta con orgullo.
Cuando la animaron a acudir ya convertida en Caterina a su puesto laboral, donde da soporte a Facturación y Puertas de embarque en la T4 del aeropuerto de Madrid Barajas, al principio se le hizo un mundo. «Estaba súper nerviosa aquel día, pero me dije ‘Para adelante’. Y ahí mismo me hicieron una nueva fotografía para mi identificación de la empresa y para entrar en el aeropuerto», recuerda.
Desde ese momento, dejó de ser Francisco Javier para ser una mujer ‘trans’, que realiza exactamente las mismas tareas que antes. «No me he arrepentido ni un solo día», concluye.
La empresa ha visto en ella la imagen de un cambio social, y siempre que pueden cuentan con Caterina como embajadora en eventos como el que organizó el Espacio Iberia el viernes 30 de junio, con motivo de la celebración del Orgullo LGTBI.
El momento del cambio de Caterina, una de las personas ‘trans’ en Madrid
Fue en el año 2019 cuando Javi empezó a desear que asomara públicamente la mujer que había en él desde siempre, Caterina. «Nunca me he sentido realmente un hombre, más bien tenía que jugar con un papel en el que no encajaba. Desde pequeña, me he identificado con el género femenino; soñaba con crecer y ser mujer, imitaba todo gesto femenino de forma natural y notaba una sensación de plenitud, pero la realidad era otra«, declara.
‘Eso es de niñas’, ‘no juntes las piernas’ o frases similares eran las que recibía entonces Javi, cuando tenía 7 u 8 años, solo por el hecho de mostrar ciertos ademanes femeninos que surgían de ella de forma completamente natural. «No estaba bien visto, no era lo correcto en un niño«, recuerda. Como consecuencia, acabó reprimiendo sus sentimientos «para que no sospechasen«, dando lugar a una persona reservada y tímida. Pese a todo, en la intimidad conservaba esos momentos que le permitían expresar su feminidad.
«Lo más sensato era seguir en el armario«
Bajo ese prisma siguió creciendo en una sociedad, en la que «ser ‘trans’ era caer en lo más bajo del escalafón social, era humillante para la familia, ni por asomo a nadie se le ocurría hablar de su condición trans, y lo más sensato era seguir en el armario«, explica. Así, acabó casándose y llevando la vida que se esperaba entonces, pero sin dejar de ser fiel a cómo se sentía: una mujer.
«Llegó un punto en que mi matrimonio no tenía ningún sentido ya, y decidí dar el paso y vivir mi vida de verdad, enfrentarme a mi realidad, amarme a mí misma y no importarme el que dirán«. Fue entonces cuando comenzó su proceso para convertirse en Caterina. Sabía que no era un camino fácil y que podía encontrar baches en el trayecto, pero ya no quería esconderse más.
«Hablé con una voluntaria de Cogam, que me dijo que no hay nada malo en sentirse así«
Lo primero que hizo fue contactar con Cogam, un centro de ayuda y apoyo a las personas ‘trans’ -transexuales y transgénero- y, en general, al colectivo LGTBIQ+ en Madrid, para que le indicara qué pasos debía dar. «Hablé con una voluntaria no binaria, me dijo que no hay nada malo por sentirte así, sino todo lo contrario. Me dio un folleto informativo y al poco tiempo pedí cita a mi doctora de cabecera para que me derivase a la UIG (Unidad de Identidad de Género), de la que ella apenas sabía nada, pero me ayudó gratamente«, rememora.
Unos meses después llegó la pandemia de la Covid-19, por lo que el proceso tuvo que paralizarse de manera temporal. Finalmente, recibió la esperada llamada de la endocrino de la UIG, quien le explicó en qué consistía todo el tratamiento hormonal, los bloqueadores de testosterona, etc…, y que tendría que firmar un consentimiento para empezar con el tratamiento de remplazo hormonal sustitutorio.
«Después de leerlo detenidamente y de meditarlo a diario, firmé el papel del consentimiento y lo entregué en la consulta de la UIG del hospital Ramón y Cajal, acompañada de una amiga«, asegura. La siguiente fase, era enfrentarse a la sociedad, la parte más complicada para las personas ‘trans’, no solo en Madrid sino también en cualquier otro lugar.
“Salir como ‘trans’ en el trabajo ha sido lo más difícil”
Para Caterina, lo más difícil ha sido salir como ‘trans’ en el trabajo. «En la T4 donde yo estoy, te cruzas con mucha gente, compañeros y compañeras; es como una pequeña ciudad. Al principio, iba como un flan, pero poco después de más de un mes, me noto más tranquila y con más confianza. De hecho, la respuesta de mis compañeros y compañeras ha sido ejemplar, me he llevado una grata sorpresa«, confiesa.
Actualmente, se encuentra en pleno proceso de cambio, por lo que, de momento, es fluido de género. «Mi expresión de género no entra dentro de los estereotipos femeninos, soy totalmente visible como ‘trans’, pero me gusta que se me note, es una forma de hacer activismo«, explica. De hecho, está contenta con el término ‘trans’ para ella, porque «es una palabra paraguas que engloba todo tipo de identidades diversas«.
Afirma que, en el futuro, desearía verse «más femenina, segura y confiada«. Sin embargo, todavía no tiene claro cómo proceder para agudizar su voz ni si dará el paso de someterse a una operación de cambio de sexo. Son dudas que debe ir aclarando.
En cuanto a las relaciones sentimentales, asegura que tener pareja no es algo que se plantee ahora. «Actualmente, estoy dedicándome tiempo a mí misma; llevaba ya demasiado sin quererme. En este momento, me miro al espejo y ya me reconozco, lo que tenga que venir que venga, pero una relación de pareja no es mi prioridad«.
“Hay gente y familia que todavía no saben que soy ‘trans’”
Caterina asegura que, en este proceso de cambio, ha contado con el apoyo de toda la gente que le importa, incluso de personas anónimas. «Eso te da tal subidón que sientes que puedes con todo«, narra. Sin embargo, llegó a sentirse criticada por algunos amigos, que no le veían capaz de dar el paso y creían que era mejor que se trasvistiera. Fueron precisamente esos comentarios lo que le impulsaron a hacerlo.
En cualquier caso, reconoce que: «Todavía hay gente y parte de mi familia que no lo saben; les he dado alguna pista con la imagen de mi WhatsApp, que creo que les puede ayudar a comprender. Cuando tenga ocasión se lo contaré«. Lo mismo sucede con sus amigos de toda la vida: «a algunos no se lo he contado, pero imagino que me querrán igual«.
Caterina es una de las personas ‘trans’ de Madrid que se ha sumergido en este cambio personal en pleno bullicio político y social por la ley ‘trans’.
«A mí me parece muy correcta, ya no hace falta ningún informe médico, ni de ningún psicólogo que te diga que eres apto o que das el perfil para ser transgénero. Basta con tu autodeterminación, quien quiera que se hormone. Tampoco es obligatorio«. Pese a ello, matiza que: «Con los menores ya es otro tema, no se sabe bien dónde poner el límite para empezar el tránsito«.
Texto: Marta Arranz y Vilma Degorgue
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