Comienza la fase 0 de la desescalada en la crisis del coronavirus, donde las peluquerías están incluidas
Las peluquerías fueron los últimos establecimientos de cara al público en cerrar ante la crisis del coronavirus. E incluso, cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, el 14 de marzo, iban a ser considerados de primera necesidad y seguir abiertos igual que los de alimentación. Ahora también son de los primeros en reabrir, este lunes 4 de mayo, dentro de la fase 0 de desescalada. «Somos de los sectores más afectados», asegura Cristina, peluquera y dueña de su propio salón.
«Es desalentador que nos hayan puesto a nosotros los primeros, porque somos de los que más riesgo tenemos por el contacto tan directo con el cliente». Cristina Gómez Camacho tiene 39 años y abrió su peluquería, Chris’s Capelli (Calle Pintor Ribera 5, de Móstoles) hace 18 años, tras iniciarse en la profesión con 14.
Ahora, después de haber vivido importantes retos en certámenes y concursos a lo largo de su carrera, se enfrenta a uno de los momentos más inciertos. «Me enorgullece ser parte de un sector tan necesitado por la sociedad pero me preocupa hacerlo lo mejor posible porque la salud es lo más importante», confiesa ante la todavía presente amenaza del coronavirus.
«Tenemos que ir casi como los médicos»
Estos establecimientos tienen que abrir cumpliendo unas medidas de seguridad que, precisamente en una actividad como la suya donde el contacto directo con el cliente es inevitable, resultan complicadas. «En esta semana tenemos que desinfectar todo», detalla la peluquera, «poner mampara en el mostrador y en la zona de manicura, comprar materiales para mis empleadas como viseras, gafas, kimonos de buzos... Al fin y al cabo, tenemos que ir más o menos como van los médicos».
Por eso, le ha sorprendido «muchísimo» que permitan abrir «de pronto» a las peluquerías, sin tiempo para «prepararlo todo» ni para «estudiar los protocolos» con el fin de protegerse del coronavirus. Para Cristina «ha sido una medida un poco drástica», pues confiaba en el proceso seguido en Italia «donde dijeron que hasta el 1 de junio no abrirán».
El motivo de estas prisas -lo tiene claro- es la gran demanda: «Tenemos ya muchas citas; la gente necesita arreglarse. Hay mucha presión y supongo que pesa la economía, pero ahora mismo creo que habría que pensar más en la salud».
La dueña de Chris’s Capelli argumenta que la urgencia de acudir a las peluquerías «no es solo por imagen, también por autoestima«. Explica que «un corte de pelo o una tintura de canas es algo imprescindible en circunstancias normales, pero además ahora, después de tanto tiempo de confinamiento, a la gente psicológicamente le afecta el verse mal».
Las peluquerías atenderán con cita previa en esta fase 0
Por otro lado, tal y como establece la nueva Orden del Gobierno, los comercios que pueden abrir el 4 de mayo tendrán que hacerlo con cita previa y solo se podrá atender a un cliente por empleado. «Vamos a tener que hacer una gran inversión ahora y, por contra, la facturación va a verse muy reducida hasta que volvamos a la normalidad; me pregunto si resulta rentable», lamenta. Pero el fin justifica todo esfuerzo: «Si abro es por dar el servicio, porque mis clientes me necesitan».
El otro problema es el mantenimiento de sus empleadas. Tiene tres chicas contratadas, de las que de momento solo podrá trabajar una cada vez. «Facturar para mantenerlas va a ser complicado y me preocupa tener que reducir personal; mi equipo es una familia», dice. Ya se vio obligada a solicitar el ERTE para ellas al inicio del estado de alarma: «Tuve que hacer una cesión de actividad y solicitar los ERTES, sin embargo ellas aún no han cobrado nada».
«Teníamos mucho miedo por el coronavirus»
La situación ha sido difícil para las peluquerías desde que comenzó la crisis del coronavirus. «Durante la semana en que estuvimos abiertos pese a la pandemia, teníamos mucho miedo», relata, «decían que teníamos que estar a dos metros, pero nosotras no podíamos». Aunque reconoce que no tenían «medidas» ni las peluquerías estaban «adaptadas», ella reaccionó rescatando para sus trabajadoras «mascarillas que tenía guardadas y que usábamos antes de que el salón fuera ecológico».
También se apresuró en comprar «gel hidroalcohólico, desinfectar todo el rato el material y no compartirlo entre las peluqueras, usar guantes…». Reconoce que en el primer momento les «pilló de nuevas, porque es un protocolo muy diferente» del que suelen tener.
Sintió «mucho temor» de que sus empleadas «pudieran contagiarse por el coronavirus» y todavía hoy tiene «dudas de si una clienta y la hija de una de las peluqueras, que contrajeron la enfermedad, se infectaron allí en esos días». Por eso confiesa que «fui la primera en alegrarme cuando tomaron las medidas para que cerrásemos», aunque sabía que económicamente iba a ser una etapa complicada.
Gastos y ningún ingreso
«La potencia eléctrica que tenemos contratada en las peluquerías es altísima y hay que seguir pagándola aun estando el local cerrado», argumenta la profesional, que recurrió a la subvención del Gobierno para autónomos. «Es algo, pero no me cubre ni un 40% de los gastos», mientras que lleva más de mes y medio «sin facturar nada».
Además, en su caso, se ha visto más perjudicada que otros autónomos o empresarios porque «no ha habido ayudas concretas para autónomos con empleados, como yo, y la moratoria de hipotecas para locales llegó muy tarde».
Pese a todas estas dificultades a las que el gremio de peluquerías se enfrenta, Cristina no se ha planteado cerrar el negocio: «Confío en que podremos salir y tendremos trabajo para ir solventando la situación». También se plantea reforzar la venta ‘on line’ de la línea de cosmética natural ecológica que inició recientemente: «Puede ser una ayuda para complementar lo que vamos a perder en la atención al público».
Queja contra el 21% de IVA para las peluquerías
Lo que tiene muy claro que esta situación «afectará a muchos puestos de trabajo y acabarán cerrando bastantes peluquerías«. Será así sobre todo, dice, «si el Gobierno no nos ayuda con el tema del IVA, que desde hace ocho años nos lo ponen al 21%, como si fuéramos artículo de lujo, pero luego para estas cosas nos tratan como servicio esencial«. La empresaria protesta con frustración: «Los peluqueros estamos indignados con ese tema».
La incertidumbre se cierne sobre el sector de las peluquerías, uno de los más solicitados en estos momentos, y los profesionales ignoran si «volverá a haber una normalidad o habrá que adaptarse a otro protocolo durante un largo tiempo» tras esta crisis del coronavirus.
Si algo de positivo les ha brindado esta situación es «tener más visibilidad y demostrar que somos un sector de primera necesidad«, lo que esperan que les ayude a contar con unas mejores condiciones. «Esperamos al menos un apoyo», concluye Cristina, «vamos a tener una gran inversión por delante y no queremos subir los precios para poder compensarla».
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