Los cambios hormonales durante y después de la menopausia pueden causar sequedad de la piel, pero es posible minimizar el impacto
La menopausia es un proceso biológico natural en las mujeres, durante el cual los ovarios dejan de producir las hormonas femeninas, es decir estrógeno y progesterona, y también de liberar óvulos, por lo que uno de sus efectos es la sequedad de la piel. También viene acompañado de muchos efectos secundarios no deseados como sofocos, cambios de humor, problemas para dormir y aumento de peso.
Aunque se trata del momento en que la mujer deja de tener la menstruación durante al menos un año, los síntomas pueden comenzar meses o incluso años antes. En España, la edad media en que las mujeres entran en esta etapa empieza a los 51 años.
Pero entre estos efectos secundarios, el envejecimiento de la piel no suele recibir demasiada atención y es algo que preocupa a muchas mujeres. Los estrógenos disminuyen y dan lugar a más arrugas, sequedad, enrojecimiento o deterioro en la cicatrización de las heridas:
“Las mujeres empezamos a perder colágeno a partir de los 20 años pero no es hasta la menopausia cuando esta perdida se hace mayor, al igual que de glicosaminoglicanos y agua, y asciende hasta el 20 o 30%. Como el estrógeno también interviene en la producción de grasa, su disminución hace que la dermis se vuelva más seca y fina, más propensa por tanto a sufrir hematomas y desgarros”, nos explica Esperanza Sáenz, responsable de imagen de Nezeni Cosmetics.
Pero eso no es todo, al disminuir las hormonas femeninas, aumenta la hormona masculina, o sea la testosterona, y esto provoca acné y vello corporal en mejillas, barbilla, cuello y pecho. Para combatir la menopausia en lo que se pueda, es importante cambiar el estilo de vida y también, los cosméticos que estemos utilizando por otros más especializados que se ajusten a la fluctuación hormonal.
Cómo cuidar la sequedad de la piel durante la menopausia
1. Nunca olvides la protección solar (SPF30 o superior): Mucho mejor si lleva Lipochroman, un antioxidante que protege las células del daño irreversible del ADN al tiempo que evita la oxidación.
2. La hidratación es esencial: Después de la menopausia, la dermis pierde la capacidad de retener agua. Esto hace que una crema hidratante adecuada sea una parte esencial de tu rutina.
3. Apuesta por el Cobiolift: Un derivado natural de la quinoa con excelentes propiedades tensoras y antiarrugas de efecto casi inmediato.
4. Inlcuye las vitaminas C y E: Ayudan a la creación de colágeno y proporcionan una tez brillante.
5. Exfolia tu piel con regularidad: Un paso sencillo y eficaz para que tu piel sobrelleve la menopausia de la mejor forma posible. Una o dos veces por semana es lo recomendado.
6. Prueba a eliminar el vello: La depilación láser y la electrólisis son dos opciones para acabar con el vello que aparece por el aumento de testosterona. Si es un vello oscuro y grueso, el láser es lo mejor. Si es gris o blanco, la electrólisis es el camino a seguir.
7. ¿Microneedling?: Un procedimiento muy útil que utiliza pequeñas agujas para crear microheridas en la epidermis, las cuáles activan señales bajo la superficie de la piel para que empiece a repararse creando nuevo colágeno. Con ello, conseguirás un cutis más suave y firme. Para obtener más beneficios, puede combinarse con plasma rico en plaquetas (PRP) o radiofrecuencia.
Otra solución, la terapia hormonal sustitutiva
El estrógeno es una hormona vital que ayuda a que el cuerpo de la mujer funcione en un estado saludable. El tratamiento con estrógenos, también conocido como Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH), ha demostrado minimizar los efectos secundarios no deseados de la menopausia.
Los beneficios favorables de la TRH para la piel incluyen el mantenimiento del colágeno, el grosor, la elasticidad y la capacidad de retener la humedad de la piel. Un estudio reciente ha demostrado que las mujeres que reciben sustitutos de estrógenos tienen un 30% menos de tez seca y arrugada que las que no lo hacen.
Pero no es para todo el mundo. Es especialmente arriesgada para las mujeres con antecedentes de cáncer de mama, enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular o enfermedad hepática activa. Lo mejor es consultarlo antes con tu médico de cabecera.
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