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Más de 800 personas se congregaron en el parking de El Tranco, uno de los accesos al parque.
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Piden formar parte del grupo de trabajo que están organizando las autoridades para encontrar solución al problema de la suciedad en el monte.
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Bolsas de basura, cristales y actitudes vandálicas por parte de los visitantes han deteriorado el espacio natural de La Pedriza en los últimos años.
Aunque desde hace años los vecinos de Manzanares el Real y también todos los madrileños que solían disfrutar del entorno natural de La Pedriza han ido viendo cómo este espacio tan querido y valorado iba degradándose por la masiva afluencia de visitantes y la contaminación que dejan, no ha sido hasta ahora que se han empezado a escuchar sus gritos para salvarla. Hace tan solo un mes, se han organizado en forma de plataforma vecinal, SOS Pedriza, y el sábado pasado lograron congregar a más de 800 personas para lanzar su protesta.
Han contado con la colaboración de muchas otras asociaciones, tanto ecologistas como defensoras de la Sierra de Guadarrama, e incluso culturales y vecinales, de los bomberos forestales, y de muchos madrileños cansados de una situación que cada verano deja múltiples desechos en medio del campo, que ha convertido “a la Pedriza en la playa de Madrid, con gente que va con mesas de cristal, altavoces y música a todo volumen, barcas hinchables, neveras…”, como comentan algunos, y que está dejando este espacio protegido convertido en un basurero.
Muchos de los asistentes a la concentración lucieron pancartas pidiendo salvar uno de los entornos naturales de más valor de la Comunidad de Madrid; hubo música, canciones y se leyó un manifiesto en el que por encima de todo se hace un llamamiento a las autoridades para que se ponga fin a esta situación. “Pensamos que el problema estará solucionado cuando ya no haga falta limpiar, porque ya nadie tire basura y todo el mundo aprecie el incalculable valor de un río vivo, un paisaje conservado y unos ecosistemas sanos y vitales a sólo unas decenas de kilómetros de una gran ciudad como es Madrid”, fue uno de los mensajes.
Formar parte del grupo de trabajo
Tras alrededor de dos horas y la satisfacción de haber transmitido a mucha gente el grito de ‘auxilio’ para salvar La Pedriza, los responsables de SOS Pedriza tienen un nuevo objetivo: “lo que queremos es formar parte del grupo de trabajo que están creando las autoridades, para participar nosotros también en la búsqueda de una solución, que esta no sea solamente fruto de una reunión en un despacho, sino que escuchen lo que los vecinos vivimos y tenemos que decir”, cuenta Ana Jáuregui, una de las cofundadoras de la asociación.
Hace tan solo unos días, la Comunidad de Madrid celebró una primera reunión entre los distintos agentes locales implicados en el asunto. Un pequeño halo de esperanza en la salvación de este paisaje. Sin embargo, los miembros de SOS Pedriza no sienten de momento tal apoyo, pues “ninguna autoridad estuvo presente en la concentración, hay un lío de competencias y no se ponen de acuerdo, y el ayuntamiento de Manzanares no parece implicarse demasiado en el problema”.
Para ellos, la solución pasaría por “controlar más el tráfico de entrada; que hubiese autobuses para llevar a la gente al parque dejando los coches aparcados en el pueblo, por ejemplo; que haya un cartel en la carretera que anuncie que el parking está lleno, como pasa en Navacerrada: eso frenaría mucho la afluencia”, cuenta Ana. Curiosamente el límite de entrada de vehículos en La Pedriza siempre ha sido una realidad, sin embargo, al parecer la afluencia de visitantes se ha desbordado a raíz de la entrada por otro parking, el del Tranco, que no tiene limitado el acceso y que permite llegar con mucha facilidad a las pozas de La Pedriza.
“La gente que va ahora a La Pedriza no tiene ningún respeto, cometen actos vandálicos como pelar un árbol, ponen piedras en el río para hacer una presa, que luego nosotros vamos y quitamos; se saltan muchas normas, por las que podrían ser multados”, explica esta vecina, que opina que debería haber un trabajo de educación y concienciación, y carteles informativos que explicasen cuáles son las normas y las prohibiciones, entre otras medidas.
Menos información, menos vigilancia y menos control
“Antes, a la entrada hacia Canto Cochino, el guarda entregaba una bolsa de basura y un folleto informativo; eso se ha dejado de hacer. No sabemos si es por los recortes económicos o qué, pero ha ayudado al deterioro”, relata Ana, que está convencida de que esas actuaciones servían para un mejor comportamiento en el monte. También se ha recortado el control: “antes estaba todo más vigilado, veías a los forestales a caballo…”. Ahora, como reza el manifiesto, “parece normal que haya gente que acude a un espacio protegido para tirar basura, poner música alta, hacer botellón o peor aún, realizar actos vandálicos”.
No hay vigilancia, no se ponen multas por estos actos y, lo peor de todo, “estas personas, raras veces cambian su forma de actuar cuando se habla con ellos, y en ocasiones llegan a la violencia verbal o la amenaza, convirtiendo así todo intento de mejorar esta situación en una experiencia desagradable, de miedo y frustración”.
La lucha por devolver a La Pedriza su estatus y dignidad no ha hecho más que empezar. “Otras veces lo hemos intentado, pero esta vez se nos está escuchando, hemos visto el seguimiento de la gente y casi estamos desbordados, pero no vamos a parar; si no conseguimos estar en el grupo de trabajo para buscar soluciones, seguiremos protestando”, aseguran Ana y el resto de miembros de la plataforma. Es una protesta en beneficio de todos, donde todos los implicados deberían ir de la mano. Está por ver si será así.
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