Fundación Excelentia trae de nuevo, este sábado 4 de marzo, al Orfeón Donostiarra para cantar el Himno de Alabanza sucesor del de la Alegría
Un nuevo dúo de genios, Beethoven y Mendelssohn, y de grandes obras estarán presentes el próximo 4 de marzo a las 19:30 horas en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Estarán acompañados con la habitual Orquesta Clásica Santa Cecilia y la presencia de honor del gran Orfeón Donostiarra, bajo la dirección de Fuad Ibrahimov y con la soprano Anna Stylianaki y la mezzo Claudia Marchi.
Rendirán homenaje a Beethoven con su breve Sinfonía número 8 en Fa Mayor, op. 93, y a Mendelssohn y su Sinfonía nº 2 en si bemol mayor, op. 52, ‘Lobgesang’.
¿Cómo son las sinfonías de Beethoven y Mendelssohn, que se ofrecen en el Auditorio Nacional este sábado?
En los años posteriores a la era de Beethoven, se desarrolló la idea de que sus sinfonías impares son de naturaleza seria y pesada, mientras que las pares son ligeras y algo intrascendentes. Sin embargo, hay una obra que pone en duda esta creencia, y es la Sinfonía n.° 8, que se ofrece este sábado 4 de marzo en el Auditorio Nacional de Madrid.
Aunque es breve, enérgica y en clave mayor, es una de las obras maestras más maduras e inspiradas de Beethoven. Se gestó a finales de 1811 y el estado de ánimo de esa Octava Sinfonía refleja de algún modo lo que estaba viviendo el compositor: acababa de pelearse con un buen amigo, Malzel, y estaba deprimido por la enfermedad mortal de un hermano.
Lo más destacado de la sinfonía es sin duda su final de siete minutos, Allegro vivace, que se encuentra entre los más intrigantes de los cierres de Beethoven.
El Himno de Alabanza de Mendelssohn
Por su parte, el ‘Lobgesang’ (‘Himno de Alabanza’) de Mendelssohn es, sin duda, la obra más grande de cualquier compositor alemán desde Beethoven. Lo compuso, en 1839-40, en respuesta a un encargo de la ciudad de Leipzig, para celebrar el 400 aniversario de la invención de la imprenta por Gutenberg. Mendelssohn eligió sus textos de los Salmos, de pasajes del Nuevo Testamento y de un himnario del siglo XVII.
Esta Sinfonía No.2 amplifica en parte la estructura de la Novena Sinfonía de Beethoven, que la precedió solo 16 años. Sus primeros tres movimientos siguen más o menos el trazado de la norma clásica y su gigantesco final es el doble de largo que el coral de la Novena.

Ha sido considerada en algunos sectores más como una gran cantata u oratorio, con una introducción orquestal extendida, que una sinfonía, y en otros como un gran antepasado de las canciones sinfónicas de Gustav Mahler. Sin duda, el propio Mendelssohn, que la designó como una «cantata sinfónica», la concibió como algo grandioso.
Este homenaje a Beethoven y a Mendelssohn en el Auditorio Nacional está organizado por la Fundación Excelentia, entidad privada sin ánimo de lucro que desarrolla sus actividades en el campo de la cultura.