- El autor del Quijote fue enterrado en la iglesia de las Trinitarias hace 400 años.
- La cripta del convento acoge un laboratorio de campaña.
- Hasta ahora se han encontrado un enterramiento y 36 nichos.
Esta mañana ha comenzado la segunda fase del proyecto para recuperar los restos de Miguel de Cervantes en el convento de las Trinitarias en Madrid. Un equipo de más de una veintena de especialistas está extrayendo restos de los enterramientos y nichos recién hallados en la cripta, entre los que se espera encontrar material orgánico que sirva de indicio que permita identificar al genio de las letras españolas, enterrado allí en 1616.
A la cripta que está siendo objeto de investigación se accede por un estrecho pasillo que baja desde el suelo de la sacristía. Allí, en un espacio de unos 40 metros cuadrados, se han instalado unas mesas de laboratorio y una serie de instrumentos ópticos para que el equipo de científicos pueda inspeccionar y analizar en el lugar todo el material que extraigan sin necesidad de sacarlo del lugar.
Un extenso equipo de investigación
La semana pasada, durante los trabajos de limpieza y desescombro de la estancia, al instalar luz eléctrica, los miembros del equipo de investigadores, encabezado por el antropólogo forense Francisco Etxeberria se percataron de que en el suelo había unos enterramientos de los que antes no se tenía noticia. De ahí se están extrayendo restos óseos.
Por otra parte, en una de las paredes, los científicos descubrieron que, tras una capa de yeso y ladrillo se encontraban un conjunto de 36 nichos ordenados en fila. Estos tienen unas oquedades por las que, con un aparato endoscópico, puede verse el interior de estas sepulturas, sin necesidad de tocar nada que lo que hay dentro.
La investigación, que está centrada en encontrar e identificar los restos de Cervantes, puede verse con dificultades para cumplir su propósito ya que están apareciendo en la tumba diversos restos óseos y otros. Además, cabe la posibilidad de que todos los restos se hayan movido de un sitio a otro en algún momento de la historia y pueden estar entremezclados.
Para identificar al escritor alcalaíno, los científicos tendrán que hallar material con indicios que hagan pensar que es él: un hombre de unos 70 años, con artrosis en la columna, seis o menos dientes, lesiones en la mano izquierda… También se dice que fue enterrado con una cruz de madera, que podría servir como pista para hacer pensar que es él.
El profesor Etxeberria, que con su equipo ha trabajado en otros casos parecidos como el de los restos de San Isidoro en León, el príncipe de Viana en el monasterio de Poblet o San Juan de Ortega, en Burgos, calificó esta investigación de pionera, en la que están involucrados expertos e instituciones a nivel nacional. Debido a su importancia va a tener proyección internacional y, según el profesor, tiene el valor añadido por la combinación entre los ámbitos de la ciencia y la cultura.
Esta fase de la investigación para encontrar los restos del literato durará entre una semana y diez días. De momento, según el profesor, se trata de «la parte descriptiva. Posteriormente vendrá la parte interpretativa» en la que se podrán realizar conclusiones sobre todos los hallazgos. Con un poco de suerte, para entonces podremos averiguar si finalmente son los restos del autor del Quijote los que han estado reposando plácidamente en el convento casi cuatrocientos años.