Entramos en la ‘hora de verano’, por lo que se adelantan los relojes
Hemos llegado ya a la primavera y con ella, damos los primeros pasos hacia el verano, el primero de ellos, el cambio de hora. Así, en la madrugada del sábado 30 de marzo al domingo 31, a las 2 a.m. serán las 3 a.m.
Tendremos que adelantar nuestros relojes, ‘perdiendo’ de este modo una hora en nuestra rutina pero ‘ganándola’ en luz y en ahorro energético, según los expertos.
El cambio de hora es una medida obligatoria que afecta a todos los países miembros de la Unión Europea. Comenzó a generalizarse a partir de 1974, con la primera crisis del petróleo. Algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol. Consideraron que así se consumía menos electricidad en iluminación.
Desde 2001, la directiva europea, que hasta entonces se renovaba cada cuatro años, se aplica con carácter indefinido. Se busca dar una estabilidad a largo plazo a la medida.
Así, se realizan ya de forma permanente dos cambios de hora al año, uno el último domingo de marzo y otro en octubre, dando paso al verano y al invierno, respectivamente. En este caso, se adelanta el reloj una hora y se da inicio al periodo de la ‘hora de verano’.
El segundo cambio se produce el último domingo de octubre, retrasando el reloj una hora. Así se da por finalizado ese periodo, regresando a la hora ‘normal’ u ‘hora de invierno’.
Pros y contras del cambio de hora de invierno y de verano
Aunque según el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), el ahorro producido por el cambio horario puede suponer en España un 5% del consumo eléctrico en iluminación, también hay voces contrarias a esta medida.
Algunos expertos afirman que el cambio horario afecta al reloj biológico y puede provocar trastornos en el sueño sobre todo en niños y ancianos aunque solo duraría un par de días, y otros opinan que no es tal el ahorro que las autoridades defienden.
Sea como sea, el cambio horario se inició con la finalidad de reducir el consumo global de energía, al hacer coincidir el comienzo de la jornada laboral con las horas de luz. Se alarga por la tarde la luz natural cuando se pasa al ‘horario de verano’ y se alarga por la mañana cuando se entra en el ‘horario de invierno’.
El cambio de horario podría variar
En 2018 comenzó a hablarse en Bruselas de llevar a cabo un último cambio horario en todos los países de la Unión para marzo de 2019. El 84% de los europeos se mostraron a favor de un horario fijo todo el año.
España debería decidir si quedarse en el horario de verano o volver al de invierno (se habría realizado en este caso el último cambio en el reloj en octubre de 2019).
Sin embargo, la comisión de expertos no llegó a una resolución concluyente. Las consecuencias en el terreno cultural y económico suponían una barrera para dar ese paso. Así pues, se emplazó a la nueva Presidencia de la UE y se habló de que en 2021 podría tomarse una nueva decisión, pero aún no se ha resuelto.
Si en España nos quedásemos con el horario de verano, resultaría que en invierno, es decir de noviembre a marzo, se haría de día más tarde que ahora, a las 9-10 de la mañana. Por otro lado, habría más luz por la tarde, pues anochecería entre las 18:30-19:30 aproximadamente.