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Cuarto capítulo de los relatos ‘Sexo en Madrid’: ‘La receta del éxito»

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Otra entrega de las aventuras de Carla, protagonista de los relatos ‘Sexo en Madrid’

Presentamos el cuarto capítulo de los relatos ‘Sexo en Madrid’, que forma parte de la nueva sección de El Mirador de Madrid.Todas las semanas te esperan las nuevas aventuras de Carla Gómez, una extrovertida reportera del mundo del corazón. 

Relatos en El Mirador de Madrid: ¿Qué ha pasado en ‘Sexo en Madrid’?

Carla tiene 25 años y vive en Madrid, aunque viene del sur. Es vital, alegre, vividora y sabe sacarle partido a todo. Es una chica muy atractiva y tiene muchos pretendientes, aunque se muestra altiva con ellos.

Tras los primeros tiempos bohemios en Madrid, Carla ha logrado su sueño de entrar como reportera en la revista ‘Corazón Rosa’ (junto con su amigo fotógrafo Lito). Allí Carla escribe sobre famosos y también refleja sus propios escarceos amorosos y experiencias sexuales en Madrid, con estilo desenfadado y humorístico en su columna ‘Sexo en Madrid’.

Conoció a sus nuevas compañeras, redactoras de ‘Corazón Rosa’: Elisa, Laura y Yolanda, además de a la directora, Gloria Puerto. A través de Laura, Carla concertó una entrevista con el presidente de ‘Corazón Rosa’, don Pablo Almanzor, para darse a conocer con iniciativa.

Don Pablo, un maduro mujeriego, invitó a Carla a cenar esa misma noche en su casa. Le preparó una cena pija, regada con mucho vino tinto, y luego intentó enseñarle el dormitorio, pero les sorprendió su mujer, que desconfiaba con razón de las artes de Almanzor. La noche terminó mal y Carla volvió a la pensión de Espoz y Mina.

Puedes leer aquí el primero, segundo y tercer episodio

Cuarto capítulo de ‘Sexo en Madrid’

‘La receta del éxito’

Lito miró con ilusión su portátil. Había un correo de una editorial.

«¡Ahhh!». «Por desgracia, hemos desestimado la publicación de su novela…»

Era su milésimo rechazo como escritor de novela negra. «¡Adiós, vida cruel!».

Buscó una cuerda y fue a colgarse de la lámpara. Pero las lámparas de las pensiones no son muy sólidas y con el peso se desplomó de un golpazo en el suelo.

Así que se zampó un tubo de pastillas y media botella de whisky. Se echó en la cama esperando el final… y el final no llegaba. Miró el tubo de pastillas: ¡Estaba caducado!

Solo consiguió una trompa de campeonato. Y tener que llamar y pagar después al electricista y a los albañiles para la reparación de los destrozos.

Y lo peor, Carla llegó a la pensión eufórica. En Ediciones Siderales habían aceptado publicar su serie ‘Sexo en Madrid’, sin estar terminada aún. Y todo gracias a la intersección de Gloria Puerto, la directora de ‘Corazón Rosa’, que se había rendido a su talento.

Carla no solo era mucho más guapa que Lito, también era más lista. Y con novela rosa, no negra. ¡Cuánto color en su vida!

La joven vio que Lito estaba beodo y deprimido, e intentó animarle:

─ Todo se arreglará. Estamos en el siglo XXI.

─ Pues mira ─repuso Lito─, tras reflexionarlo muy despacio, por las crisis y pandemias, he llegado a la conclusión de que el siglo XXI es una mierda.

Después, en la redacción de ‘Corazón Rosa’, de la Gran Vía. «¡Que no cunda el panicooo…!» ─decía la tele─. «Nada de alarmaaa!». Malos tiempos, o buenos.

Alguien de la redacción destrozó la tele. Aprovechando que Gloria Puerto había ido alarmada al hospital a hacerse los análisis por coronavirus, empezó una fiesta de máscaras.

Música muy alta, alcohol a raudales, baile, risas, circulaban porros y pastillas, lleno el piso de gente. Se suponía que allí estaban Carla, Lito, Elisa, Laura, Yolanda…, mas nadie sabía quién era quién bajo los coloridos antifaces. Chicas en bikini, chicos en bañador.

Se rumoreaba que allí había gente bizarra en el sexo. Y que la imponente Carla le estaba dando a un tipo unos latigazos, vestida de cuero negro bondage.

Una vecina cotilla los denunció. Rompían el confinamiento, la nueva Ley Seca.

─ ¿Policía? En el piso de enfrente hay una orgía y drogas, que lo estoy viendo.

Llegó la poli. Los de la fiesta primero creyeron que eran más invitados, disfrazados de polis, para desmadrar la juerga. Apagaron la música. Empezaron las detenciones.

La policía entró en una habitación, ¡y lo que vieron allí! «Ave María Purísima». Una depravada bacanal, cuerpos revueltos, peor desenfreno que en las saturnales.

En otro cuarto, Carla estaba vestida de princesa fucsia. Un chico le pedía la mano, de rodillas, con anillo y todo. Lito grababa la escena. «Quedará muy bien para la novela».

Los policías detuvieron el entuerto. Un madero le dijo a Carla:

─ Ya está bien de locuras, muchacha.

─ ¿Tu chacha yo? ¡De eso nada!

Y detuvieron a Lito, acusado de difundir imágenes íntimas en la red. «¡Nooooo!».

Manuel del Pino

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada en 1994, el autor de ‘Sexo en Madrid’ ha publicado ensayos (XIV Premio de Ensayo Becerro de Bengoa con “La sonrisa de la esfinge”, Dip. de Álava, 2002), artículos y varios libros sobre el personaje Carla. Algunos títulos son “Olivas negras”, “Las aventuras de Víctor Lince”, “La conspiración de La Rosa Negra”, “Carla Mortal” y “La perla de Carla”.

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