La entidad anunció a los alumnos, profesores y demás trabajadores del cese de la escuela a través de un mensaje enviado por WhatsApp
Texto: Paula Forniés
El pasado viernes 31 de mayo, cerca de las diez de la noche, la reconocida escuela de cine y fotografía EFTI, fundada hace 37 años en Madrid, procedió al cierre definitivo de sus puertas, enviando un comunicado mediante un correo electrónico a sus alumnos y un WhatsApp a sus profesores y trabajadores desde un número desconocido.
En el comunicado la directiva aseguraba que han “intentado sobrevivir al Covid y a la eliminación de los visados para estudiantes de fuera de la UE como obstáculos mayores y a pesar de todos los esfuerzos realizados para conseguir la viabilidad de la Escuela, no ha sido posible”. A raíz de estos problemas financieros, la entidad ha manifestado su voluntad de entrar en concurso de acreedores.
Asimismo, la dirección de EFTI aseguraba que harían lo posible para ayudar a los afectados en “esta difícil situación, dentro de nuestras posibilidades” y piden “disculpas a todos los que han confiado en nosotros”.
¿Qué problemas ha traído el cierre de la escuela de fotografía y cine EFTI?
El fin de la escuela ha dejado a más de 200 damnificados, entre los que se encuentran los propios trabajadores contratados de la escuela, a quienes no se ha despedido previamente, ni tampoco comunicado nada de manera personal, habiendo recibido tan solo un WhatsApp.
También afecta al equipo docente, contratado en calidad de colaboración, que no han recibido los pagos de los últimos meses; al alumnado del presente curso inconcluso, que, habiendo abonado entre unos 10.000 y 30.000 € por cada máster, no tienen ahora acceso al título, y finalmente a las personas que habían efectuado ya el pago de la matrícula y del próximo curso hasta enero para el año siguiente, o incluso lo habían pagado íntegramente. Algunas de estas personas, procedentes de Latinoamérica y Estados Unidos, habían dejado sus países de origen y se habían instalado en Madrid, esperando comenzar las clases con normalidad, tal y como se les había prometido.
El día del cierre se trabajó y hubo clases con total normalidad, sin que se avisara de lo que pasaría. Eso provocó que, muchos de los que frecuentaban las instalaciones, dejaran algunas de sus pertenencias dentro de la escuela, con la idea de usarlo la próxima vez que se acercaran a EFTI.
El testimonio de una damnificada por el cierre de EFTI
Lara Úbeda, estudiante del Máster de Fotografía de Autor, se encontraba exponiendo su trabajo final en la Sala Fujifilm situada en el interior de la escuela. Ahora esto le supone un problema, ya que en su caso la producción de su obra le costó “entre 600 y 700 € entre peanas, pintura, metacrilato, enmarcados”. El cierre de la escuela de fotografía y cine la deja, tanto a ella como a sus compañeros de exposición, bastante preocupados: “No nos han dicho cuando recogerlas; además, el hecho de haber salido a concurso y haberlo cogido un administrador ajeno, hará que se quede con todo lo que había dentro en la escuela desde el momento en el que se cerró”.
Además, a lo largo de la tarde del viernes, la página web de EFTI fue cerrada, los correos electrónicos de los trabajadores se cancelaron, y se cambiaron las contraseñas de las alarmas de acceso a las instalaciones.
La sucesión de impagos al personal y a los docentes, y el aplazamiento o cancelación de muchas clases se habían multiplicado en el último curso, lo que hacía evidente el final de la historia de EFTI. Pero la forma de proceder ha sorprendido e indignado a los damnificados. Muchos de ellos se han personado este lunes 3 de junio, a las nueve de la mañana, en la sede de la escuela para ver cómo actuar ante esta situación.
Además, han abierto una cuenta de Instagram bajo el nombre @cierre.efti y han comenzado a difundir la noticia por otras redes sociales como X o TikTok bajo el hashtag #CierreEfti y #AfectadxsEFTI.
El apoyo de OCU
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha mostrado su apoyo a los afectados por el cierre de la escuela EFTI, en Madrid, y recomienda reclamar por escrito a los centros, además de dirigirse a los Servicios de Consumo de la comunidad autónoma correspondiente.
Sin embargo, también advierte de lo difícil que va a resultar que los usuarios recuperen su dinero, ya que la ley sitúa a los consumidores que acceden al concurso, los últimos en la lista de acreedores en el procedimiento concursal. Pese a ello, ofrecen algunas recomendaciones que puedes consultar aquí.
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