Largas colas, vuelos perdidos y gente tirada por el suelo en la T4 del aeropuerto de Madrid por un supuesto problema informático
Ayer, 2 de julio, se vivió una auténtica situación de caos en la T4 y T4S del aeropuerto Adolfo-Suárez Madrid Barajas, debido a un supuesto error informático que colapsó el sistema utilizado por los policías para regular el control de pasaportes. Se calcula que unas 500 personas perdieron sus vuelos de conexión por las largas colas tanto en el tren subterráneo que comunica ambas terminales, como en la zona de control.
Algunos testigos señalan que tardaron unas tres horas en pasar el control de pasajeros cuando habitualmente la demora es de una media hora cuando hay gran afluencia de viajeros. «Habría como 800 o 1.000 personas haciendo la cola, y habilitaron otra de emergencia para los que podían perder sus vuelos, pero incluso esa estaba colapsada«, señala un turista que hizo escala en Madrid.
La imagen era de auténtico colapso en el aeropuerto, con gente tirada en el suelo, otras personas amontonadas luchando por no perder su vuelo y algunas incluso enfrentándose entre ellas por la tensión del momento. La cuestión se agravó, además, porque al estar la zona de control llena de gente, los trabajadores del aeropuerto decidieron limitar el acceso de más viajeros a esa área, reduciendo la frecuencia de paso del tren subterráneo que conecta la T4 con la T4S y que lleva a esa zona de control.
El objetivo era que no llegara más gente y se produjeran avalanchas o algún tipo de problema que derivara en accidentes. Sin embargo, esta situación aumentó el nerviosismo de los pasajeros, que veían cada vez más masificadas las colas para tomar el tren y que no llegaban a sus vuelos a tiempo.
¿Fue la falta de personal el origen del caos en el aeropuerto de Barajas en Madrid?
Según AENA, el problema habría radicado en que al fallo informático se sumó la falta de personal en las cabinas de control de pasaportes. De acuerdo con la entidad, la mitad de ellas (ocho) estaban vacías, es decir, no contaban con el Policía correspondiente para realizar los controles a los pasajeros. Por lo tanto, no se podía asumir toda esa afluencia de viajeros en poco tiempo.
El Ministerio de Transporte apoya esta teoría alegando que «la situación creada corresponde única y exclusivamente a una falta de personal del ámbito policial en la gestión de la llegada de viajeros con control de pasaporte«.
Sin embargo, el Ministerio de Interior desmiente esa información y afirma que en el momento del error informático funcionaban las 16 cabinas habilitadas para el control, con dos agentes de la Policía Nacional en cada una. «El colapso se ha producido por la acumulación de vuelos» por la época del año en la que nos encontramos. Recordamos que actualmente estamos en plena operación salida y llegada del turismo a Madrid con el inicio del verano, por lo que la afluencia de viajeros suele ser mayor.
Cualquiera que fuera el motivo que llevó a este caos en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, el problema se resolvió finalmente en torno a las 15 h de ayer. En cualquier caso, desde AENA recomiendan a los pasajeros que lleguen estos días con más antelación de lo normal para tomar sus vuelos internacionales con el fin de evitar incidencias como la vivida ayer. Así, el consejo es acudir con tres horas mínimo de antelación y de este modo no arriesgarse a perder los vuelos.
Los caos ferroviarios se unen al del aeropuerto
Este no es el único colapso en transportes que sucede en esta época de tantos viajes. Hace tan solo unos días, ocurría algo similar en los trenes que conectan Madrid con Andalucía. El fallo en una catenaria en Toledo hizo que dejaran de funcionar y se pararan en mitad de la nada, dejando a unos 15.000 pasajeros afectados. El corte duró unas 15 horas por lo que muchos tuvieron que pasar la noche en los vagones.
Fue un auténtico caos ferroviario que recordó a la situación vivida el pasado mes de mayo cuando el robo de un cable, también en Toledo, provocó la paralización de los trenes que conectaban Madrid con Sevilla. En este caso, la mayoría de los viajeros quedaron en tierra sin poder llegar a su destino, provocando un auténtico caos en Atocha.