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El Teatro Maravillas exhibe ‘Si la cosa funciona’, obra de Woody Allen interpretada por José Luis Gil.
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Escrita en los 70, no se estrenó hasta 2009.
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Boris, el protagonista, es un cincuentón misántropo y malhumorado.
Los amantes de Woody Allen tienen una cita ineludible en la programación teatral madrileña. Desde el pasado 13 de mayo, el teatro Maravillas nos acerca a una nueva adaptación de la película del reconocido director, ‘Si la cosa funciona’, estrenada en 2009. Un cincuentón Boris, interpretado magistralmente por José Luis Gil, el más ya más que emblemático Juan Cuesta de la televisiva ‘Aquí no hay quien viva’, muestra el universo Allen sobre las tablas.
El nombre original de ‘Si la cosa funciona’ fue ‘Whatever works’ y su protagonista, Boris, estaba interpretado por el cómico Larry David. Pero David no había sido la primera elección; de hecho, el papel fue escrito en los años 70 para Zero Mostel, actor que murió antes de ponerlo en escena.
Woody Allen esperó más de treinta años antes de elegir a quién podría interpretar a Boris, su alter ego, un cincuentón malhumorado y misántropo que conoce accidentalmente a una joven y con la que inicia una curiosa relación. Según Allen, «Boris es un personaje que he creado. No me identifico con él exactamente, es una extrema exageración de mis sentimientos». Y aún así, tienen mucho en común.
José Luis Gil, el mejor protagonista para ‘Si la cosa funciona’
A José Luis Gil, el actor protagonista de la obra, no lo eligió Woody Allen, pero el papel le viene como anillo al dedo. Si de algo puede presumir este zaragozano criado en Madrid es de tener tablas, y tablas le sobran sobre el escenario representando el texto de Allen, que parece escrito para una obra de teatro más que para el cine.
Con una elegante escenografía y una puesta en escena de lo más convincente, el espectador se sumerge en el universo de Boris y adaptándose con él a los cambios de su nueva vida. Aunque su carácter soberbio y su visión negativa de la humanidad no lo hacen fácil, siempre consigue arrancar sonrisas, cuando no carcajadas, en esos diálogos ocurrentes y llenos de ingenio.
Una comedia redonda y cuarta producción de los textos de Woody Allen en el teatro Maravillas (las anteriores fueron Misterioso Asesinato en Manhattan, Adulterios y Tócala otra vez, Sam), donde se dan cita los arquetipos de Allen: las relaciones de amor y amistad, la infidelidad y ese humor tan de Nueva York, tan suyo, con gags efectivos y sencillos y la ironía más irreverente.
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