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La lluvia que cayó al comienzo de la fiesta no fue un obstáculo para los más de 100.000 ciclistas que acudieron.
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Este año se han repartido 16.000 dorsales, con un chip que permitía grabar a su portador al pasar por cuatro puntos estratégicos.
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Menos tiempo para disfrutar de las calles cortadas, y menos de avituallamiento y actuaciones, la diferencia de esta edición.
Amaneció lloviendo y el disparo de salida de la Fiesta de la Bici, hoy domingo, cuatro de octubre en la puerta del Parque del Retiro, fue bajo el agua. Sin embargo, a las 9 de la mañana ya varios miles de ciclistas iniciaron el recorrido de 20 kilómetros que les llevaría por las calles principales de Madrid. La lluvia tampoco frenó a los indecisos ni a los rezagados, que fueron llegando hasta aproximadamente las 11 de la mañana, hora prevista para empezar a abrir las calles de nuevo al tráfico.
Un año más, la 37º Fiesta de la Bici congregó a más de 100.000 amantes de las dos ruedas. La lluvia dio una tregua y familias, niños, jóvenes y no tan jóvenes recorrieron la calle Príncipe de Vergara hasta Plaza de Castilla, bajaron el Paseo de la Castellana, subieron desde la Plaza de Colón hasta Argüelles, regresaron hacia la Plaza de Cibeles para rematar el Paseo del Prado hasta Atocha, retomar de Cibeles a Puerta de Alcalá y conquistar la meta, de nuevo en el Parque del Retiro.
La novedad, ser grabado durante el paseo
Este año se han repartido un total de 16.000 dorsales; el resto de participantes, como viene siendo habitual, se apuntaron al recorrido sin él, de ahí que la cifra final ascienda a varias decenas de miles más. La novedad de esta edición ha sido un chip que los dorsales llevaban en su reverso, y que ha permitido grabar a su portador al pasar por distintos puntos estratégicos de la ruta gracias a unas cámaras colocadas para ello. Cuatro puntos en concreto: la salida y la meta, Alonso Martínez y Gran Vía. Grandes carteles anunciaban la llegada a esos puntos.
Otros carteles han amenizado el recorrido, con mensajes informativos sobre curiosidades del mundo de la bicicleta o de la historia de las calles por donde se pasaba, y algunos otros de ánimo por haber superado alguna de las mayores cuestas de la ruta. Al final, un “no es para tanto, solo hemos ido por catorce calles” daba la palmadita en la espalda a los participantes.
Menos tiempo para hacer la ruta
La meta se recogió este año sobre las 12 del mediodía, dos horas antes que en anteriores ediciones, cuando las calles del recorrido quedaban cortadas durante toda la mañana y se podía hacer la ruta con algo más de calma que en esta ocasión. Un cambio que ha ocasionado cierta disconformidad entre los participantes, pues se han visto obligados a apretar la marcha para no ser alcanzados por los coches al ir la Policía abriendo las calles al tráfico bastante más pronto que otros años.
Además del tiempo para disfrutar del recorrido, también el avituallamiento y la oferta de entretenimiento se han reducido algo este año en relación a otras ediciones. Los ciclistas no han recibido la habitual barrita energética; sí algo de bebida para reponer fuerzas. Y los conciertos han sido menos, al reducirse el tiempo de recorrido.
Pero no ha dejado de ser una cita ineludible para muchos ciclistas, la única oportunidad del año de recorrer Madrid en dos ruedas, sin compartir calzada con los vehículos a motor, y un momento de entretenimiento y diversión que muchos continuarán repitiendo año tras año.
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